GABRIEL ORTIZ | El Nuevo Siglo
Viernes, 11 de Mayo de 2012

No más Farc

 

Sólo  nos faltaba que la guerrilla se convirtiera en norma de la manera como se ejerza el periodismo en Colombia y ponga esta condición para liberar al periodista francés, Roméo Langlois, secuestrado por ese grupo armado.

Son las Farc un grupo al que todos repudian por sus sanguinarias actuaciones y por haber perdido su filosofía de defender a los desposeídos para adentrarse en el terrorismo, el narcotráfico, el asesinato y el secuestro.

En días pasados anunció con bombos y platillos que abandonaría el despreciable crimen del secuestro, hecho que hizo suponer al país entero y a los diferentes organismos internacionales que se avanzaba hacia unos diálogos que permitieran un proceso de paz que nos liberara de los desequilibrios que soporta nuestra población por carencia de una tranquilidad que nos depare empleo, repartición equitativa de la riqueza, la tierra, y el progreso para todos.

El optimismo desapareció con el secuestro de que fue objeto el colega Roméo Langlois, a quien llaman “prisionero de guerra”, como si un periodista en ejercicio de sus funciones pudiera ser privado de la libertad por quienes están fuera de la ley y de los principios democráticos.

Un foro sobre la forma como se cubren los eventos criminales por parte de la subversión, bienvenido sea, así como se han denunciado los “falsos positivos”, pero de ahí a condicionar un crimen como el que se comete con el colega Langlois es una desfachatez y un despropósito. El periodista debe ser liberado inmediatamente, como lo solicita el concierto internacional. No se justifican actos, como el que nos ocupa, en este mundo que busca precisamente principios democráticos que amparen a todos por igual.

Las Farc han masacrado a militares, civiles, nacionales y extranjeros, sin que tengan una razón válida para actuar de esa manera. Se han lucrado con nuestras desgracias, han llenado sus bolsas con dineros provenientes del trabajo digno de nuestra sociedad, sin que hasta ahora se haya conocido un beneficio para las clases sociales que dicen defender.

Nada justifica su actuar, ni su proceder. Por lo pronto, liberen a Roméo y cumplan la promesa de abandonar el secuestro y, ojalá, el asesinato de colombianos y el narcotráfico.

Blanco. Me envían el siguiente correo: recordarle a Uribe el legado de Mandela: “cuando se sale del escenario, no se debe estar asomando la cabeza por detrás del telón”.

Negro. El cinismo del diputado antioqueño que insultó al Chocó.

gabrielortiz10@hotmail.com