General (r) Luis Ernesto Gilbert Vargas | El Nuevo Siglo
Miércoles, 25 de Mayo de 2016

PRISMA

La violencia en el fútbol

 

QUE el fútbol es un deporte violento nadie lo puede negar y con el tiempo se ha venido dimensionando este factor, a tal punto que se extendido en las hinchadas o los aficionados, quienes convencidos de identificarse con sus equipos de preferencia  e  ídolos, recurren a la violencia con  inusitada  frecuencia. Como todos sabemos el  espectáculo es fastuoso y de talla mundial, posesionado  en la actualidad por los adelantos de la tecnología, que nos permite presenciar en vivo y directo los partidos más importantes a nivel mundial, pero también muestra ciertos destellos de violencia, evidenciando con esto que el problema no es local sino mundial.

 

Pero como somos  responsables de nuestros actos y el hecho de existe violencia en otras latitudes no es parámetro a seguir, debemos poner especial cuidado en este problema que amenaza salirse de cauce y está generado graves inconvenientes, con consecuencias insospechadas para el deporte, los ciudadanos y el país. Nadie puede desconocer los cuidados y precauciones que las autoridades y tal vez los directivos del fútbol toman de cara a cada encuentro, los estadios son revisados minuciosamente por los miembros de la policía horas antes del evento, constatando que no existan amenazas de ningún tipo en las  aéreas del escenario, como  tribunas, pista, gramilla, camerinos, lugares destinados al expendio de comidas; se buscan que no existan caletas para bebidas embriagantes, estupefacientes, armas u otros elemento peligrosos. Doy fe además que la policía tiene planes estratégicos acuñados con anterioridad, donde se fijan responsabilidades  a comandantes entrenados y aleccionados sobre este tipo de servicio; es más, el cubrimiento es externo para asegurar  antes, durante  y después del partido la zona,  buscando  seguridad y orden en  los  asistente y residentes del sector.

 

Falta el compromiso de  sectores o entidades que hacen parte del tema y a través de los años han caído en errores,¡ involuntarios claro está!,  pifias urgentes de enderezar. Miremos algunas: no es posible que a las barras de aficionados se les denomine barras bravas, ese nombre de entrada ya genera violencia ¿o me equivoco?. Pregunto, ¿los clubes tienen organizada una base de datos  permitiendo carnetizar los  aficionados? Y se reúnen y los instruyen  sobre el comportamiento, responsabilidad dentro y fuera del estadio. Sin embargo, ¿qué incentivos utilizan para  concientizarlos sobre los deberes y obligaciones de estas personas con el equipo?, ¿cuentan con profesionales  capacitados y dedicados a  concientizarlos de la importancia que reviste para el onceno su proceder y actuaciones? , Y ¿los jugadores?. ¿Reciben ellos capacitación para controlar su8s celebraciones a veces exageradas o retadoras?   Porque no parece que exista este tipo de programas hacia los seguidores y miembros  de cada club. Queda mucho por hacer, me preocupa eso sí, que ante los problemas termine la policía respondiendo por los  platos rotos.