GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 19 de Febrero de 2014

Transmilenio y policía

 

Es bueno que la gerencia del transporte articulado vaya pensando en proveerse su propia seguridad, pues la fuerza pública, especialmente la policía no puede cubrir toda esa  demanda del servicio y como van las cosas, terminarán con el tiempo responsabilizando la institución  de los diferentes problemas que hacen presencia en este tipo de transporte urbano, destinado al servicio de los bogotanos y superado de hace mucho tiempo por la demanda, déficit de infraestructura y  escaso equipo, es decir, su éxito fue efímero con  desgaste continuo.

Los inconvenientes son considerables, y tenemos como más representativo el sobrecupo; claro que esta situación no se presenta solo en el transporte masivo de Bogotá, es una patología mundial que no por ser mal de muchos, lo podemos desestimar  y menos sabiendo que en nuestro medio existen alternativas para zanjar el asunto, por ejemplo, el tren de la Sabana entre otros. Pero concentrémonos en el asunto que nos preocupa, la seguridad en el transporte del Transmilenio, porque no podemos continuar con ese desgaste moral y la evidente incapacidad de los orientadores que debe tener la empresa al servicio de los usuarios, para afrontar esta situación; decía en un principio que la gerencia debe tomar medidas, donde no solo la policía juegue papel solidario, sería saludable emprender una cruzada en busca de alternativas, hoy la tecnología brinda opciones muy amplias encaminadas a controlar el comportamiento de pasajeros durante los recorridos, lo importante es saberlas  utilizar comprometiendo el profesionalismo de los operadores, buscando soluciones positivas ante  ojos y sentir del parroquiano desprevenido, urge  coordinar con las diferentes autoridades, instituciones o entidades que puedan apoyar el control y seguridad del servicio una estrategia para lograr los resultados ideales que tranquilicen al ciudadano  y la empresa.

No podemos dejar en cabeza de la institución Policía Nacional que a la hora de la verdad funge como imprescindible aliada de los controladores y orientadores, toda la responsabilidad del manejo masivo en terminales y paradas, lugares de máxima aglomeración. Valdría la pena revisar si la empresa cuenta con protocolos mínimos de seguridad, para enfrentar eventualidades de diferente índole, sería saludable inspeccionar si los operarios son sometidos a conductas de  entrada, logrando optimizar la incorporación al servido, es recomendable tener una tabla con  requisitos mínimos para desempeñar determinadas responsabilidades, lo anterior respaldado por planes de acción preestablecidos ante contingencias o calamidades diversas, nos podíamos preguntar cómo andamos de cámaras y comunicaciones. Todo apunta al plan integral de seguridad, elaborado, ambientado y difundido por el gerente de seguridad que debe existir en la empresa, quien termina siendo el responsable ante la junta, autoridades y ciudadanía de los buenos o malos resultados de sus  estrategias. Recordemos, la seguridad de y en Transmilenio no es responsabilidad única de la policía.