GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT V. | El Nuevo Siglo
Miércoles, 21 de Noviembre de 2012

¿Fuerza pública sufragando?

 

Muchos conceptos surgieron  sobre la posibilidad de permitir  a la fuerza pública ejercer el derecho al voto, es decir, que mientras permanezcan en servicio activo los miembros de las fuerzas podrán realizar la función de sufragar, por el candidato o partido de su preferencia. Algunos califican la prohibición contemplada constitucionalmente  como  violatoria  de derechos personales, otros sectores sostienen que es urgente abrir espacios a los hombres de la fuerza pública en   actividad, brindándoles oportunidad de participar como ciudadanos en debates electorales, y terceros combinando con los anteriores, afirman aquella necesidad de conocer la tendencia política que encuadra, las unidades comprometidas en el mantenimiento  del orden público, para evitar acciones clandestinas a favor o contra determinado movimiento. En fin, nos faltaría espacio para evaluar los diferentes conceptos, algunos bien aterrizados, otros traídos de los cabellos, pero discutibles todos, y si somos conscientes, es verdad que en muchos países los encargados de la defensa y el orden, ejercen el derecho al voto.

Bienvenido el debate, pero me cuestiono ¿ya les preguntamos a las fuerzas su concepto? O estamos armando un debate sin contar con el parecer de los hombres en armas, porque no podemos seguir dirigiendo los destinos de las fuerzas del orden, sin sustentarnos en  estudios serios y debates profundos, para sacar conclusiones valederas. Los comandos merecen ser oídos y la base de las tropas mucho mas; por años se ha establecido una distancia entre fuerzas y política, distancia apoyada en amargos y tristes recuerdos, heridas que se han ido restañando con el tiempo, pero no creo olvidadas, ante lo cual  sería recomendable previo al lanzamiento  de ponencias  o  ideas  con matices partidistas y políticas, revisar si la sociedad, el país y las fuerzas están en capacidad de enfrentar tamaña responsabilidad. No estoy en contra del proyecto, allá debemos llegar demostrando madurez, cultura, conocimiento del tema, pero es una estrategia de paciencia  y largo aliento, adelantada con argumentos bien intencionados, tarea nada fácil pues borrar de un plumazo toda una doctrina anti-partidista no será sencillo.

De entrada sería bueno analizar si es saludable que los hombres de la fuerza pública puedan simpatizar  públicamente con líderes o caudillos y éstos con el tiempo se conviertan en sus postulantes para ascensos y promociones; la actual  independencia es benéfica para las instituciones y la misma democracia, repito, esto hay que estudiarlo despacio y desprovistos de intereses personales, si prima el bien nacional sobre el particular. Por último permítanme transcribir un pensamiento  muy antiguo.

“Le expuse un motivo suficiente mi coronel, soy un policía apartado de toda política, si reina un Luis o impera un Bonaparte o preside un Republicano, sigo siendo un Policía que solo presta juramento a un partido: el de la represión de la delincuencia”. Marqués de Mouville.