GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT VARGAS | El Nuevo Siglo
Miércoles, 2 de Noviembre de 2011

La muerte de Colmenares

 

Mi profesor de criminalística repetía con mucha frecuencia el adagio ¡tiempo que pasa, verdad huyendo! Hoy por fortuna esa máxima no tiene tanta aplicación, pues con los adelantos científicos y tecnología de punta puestos al alcance de la investigación criminal, se pueden hacer experticias, recolectar indicios y pruebas que en otros tiempos estarían perdidos. En el caso que nos ocupa estamos frente a una comprobación contundente de mi opinión, pues hace un año murió el joven Luis Andrés Colmenares en extrañas circunstancias con un entorno conocido por el país gracias a la prensa, donde los profesionales de Medicina Legal se pronunciaron en determinada dirección una vez practicada la necropsia, apuntando al posible suicidio, pero la familia, intrigada ante algunos hechos poco convincentes, optó por recurrir a los servicios profesionales de un experto forense, quien en su peritazgo discrepó del concepto inicial al percatarse de signos extraños en el cuerpo de la víctima.

De este momento en adelante la investigación tomó otro giro, dando paso a una serie de interrogantes anómalos para conocedores y profanos del tema, quienes, como espectadores de los acontecimientos, no comprenden ciertas diferencias que distancian los encargados de adelantar la tardía investigación, discrepancias como las surgidas entre el director nacional de Fiscalías, Néstor Armando Novoa, y el fiscal de Conocimiento, Antonio Luis González, desavenencias que no voy a comentar, como tampoco encararé la explicación de ciertas diligencias adelantadas por la abogada Aydée Acevedo explícitamente comentadas en la prensa. Hay verdades a medias y mentiras por dilucidar, surgen muchas preguntas sobre las actuaciones de los responsables de indagar, pero la atención de la Fiscal General ya se dirigió hacia esa investigación y, como creemos en la Justicia, podemos declararnos optimistas. No puedo ni deseo hacer cábalas o jugar al investigador criminal por no corresponderme y mucho menos correr el riesgo de inmiscuirme en una investigación tan seria y profunda, donde está de por medio aclarar el deceso de un joven estudiante.

Entiendo la preocupación y gestiones adelantadas por los padres que presumen la participación de sus hijos en los episodios materia de averiguación. ¡Difícil posición! Pero les aclaro que sólo me anima el deseo de ver a la familia Colmenares sabiendo la verdad de lo ocurrido a Luis Andrés. Si perdió la vida en fatal accidente, que conozcan cómo y cuáles fueron las circunstancias que rodearon el funesto acontecimiento; pero si la muerte le provino de manos criminales, que también perciban el peso de la Justicia cayendo sobre los responsables del execrable crimen. Me resta convocar a todas las personas que por fortuna escribimos en los medios, para acompañar esta investigación, lo hago por ser padre y sentir la necesidad de escoltar estos progenitores en el esclarecimiento de los hechos.