GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT VARGAS | El Nuevo Siglo
Miércoles, 15 de Febrero de 2012

Sobre el coronel Plazas

Lleva varios días y continuará en boga el tema relacionado con la confirmación de la Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá sobre la condena al coronel Plazas Vega; desde diferentes orillas hemos escuchado y observado un cúmulo de conceptos, unos en pro y otros que sin mostrarse abiertamente identificados con el fallo, poco o nada se pronuncian en defensa del soldado de la patria; muchos se sostienen con estudios jurídicos que les proporcionan conocimiento legal, se observan también otros que, soportados por sano criterio, exponen sus tesis desprevenidas frente a tan mencionado caso, y no faltan unos terceros, un tanto fantasiosos, investidos de total ignorancia, conceptuando sin ningún argumento válido y que apalancándose en lo expresado por los medios de comunicación, sacan conclusiones un poco desfasadas, estos últimos son personas que viven al vaivén del concepto ajeno, escuchado en heterogéneas esferas.

No creo tener los conocimientos jurídicos que me permitan hacer un análisis profundo buscando claridad y abriendo los laberintos del Derecho para rebatir o aceptar los disímiles enfoque dados a la sentencia, y aun a la misma investigación, pero gozo del conocimiento que sustenta el andamiaje castrense en temas como el mando, y aquella sucesión de antigüedad, tan importante si nos referimos al respeto por el superior, especialmente tratándose de órdenes y su cumplimiento, lo que me permite tener un criterio claro para analizar actuaciones de unidades en el desarrollo de un combate, y las conductas del personal subalterno, pero no es mi deseo referir ningún aspecto de la operación y sus resultados, mucho menos voy a señalar o juzgar la conducta de los hombres puestos al mando de ella. Mi recomendación va dirigida a la necesidad de acompañar el avance de las futuras diligencias resultantes de los recursos que le quedan al coronel Luis Alfonso Plazas Vega, invoco el apoyo y la veeduría del país buscando la imparcialidad en los veredictos, pues los hombres de armas no piden otra cosa distinta a justicia en la interpretación de las piezas procesales.

Ante la reacción del país, no pueden los comprometidos con el tema dejar pasar el tiempo sin buscar que los trámites jurídicos se surtan y en últimas se llegue a un pronunciamiento ajustado a la imparcialidad y no a los intereses de las partes. Tengo la certeza de que el caso del coronel Plazas no va a durar mucho tiempo en los medios, pues la generación noticiosa abunda, pero les pido compañía en lo sucesivo.

Sería muy triste que con el paso del tiempo Colombia se vaya olvidando del episodio y las voces que hoy defienden con entereza y carácter la posible injusticia, desaparezcan en la bruma de los días, dejando de lado al servidor público, héroe pasajero, reo inocente, víctima del momento.