GLORIA ARIAS NIETO | El Nuevo Siglo
Viernes, 23 de Noviembre de 2012

…Esa muertecita que gota a gota…

 

Entre la populista, anunciada y ya incumplida tregua de las Farc; el drama de los pescadores de San Andrés, que al paso que vamos tendrán que echar las redes pasaporte en mano; y el dolor periodístico por la muerte de Ernesto Mc Causland, opté por dedicarle este Puerto, a protestar por al pronunciamiento excluyente y ofensivo del senador vitalicio Roberto Gerlein.

No voy a transcribirlo, porque Gerlein no se lo merece, y ni a los lectores ni a las páginas de este diario, tengo por qué amargarles el rato con algo tan procaz. Pero quien quiera deprimirse un poco ante la capacidad de discriminación y condena de un habitante del Capitolio, puede oírlo y leerlo, solo con escribir en Google “Gerlein declaraciones homofóbicas”.

Ya el señor Gerlein anunció que no va a retractarse frente a la comunidad LGBTI. Corrección: si tuviera un átomo de decencia, debería hacerlo no sólo ante ellos, sino ante los electores que por alguna extraña razón llevan más de 40 años respaldándolo en las urnas; y ante quienes jamás hemos votado por él, pero tenemos que padecer sus expresiones que atentan contra los derechos humanos, y resulta, que humanos somos todos.

Debería retractarse frente a las personas que creemos que el mundo está hastiado de exclusión, y que la discriminación es una forma perversa y taimada de apostarle a las guerras cotidianas, a las del diario ¿vivir?, a las de esa muertecita que gota a gota nos corroe y nos corrompe. Pero no; admitir un error es un acto de grandeza, que veo difícil en alguien que almacena tanto odio y tanta ignorancia en las entrañas.

Yo sí quisiera ver qué pasa con la Ley 1482 del 30 de noviembre del 2011, ley Antidiscriminación vigente en Colombia, según la cual Gerlein podría ser sancionado económicamente e ir preso hasta por tres años.

No le deseo la cárcel, no porque no la merezca, sino  porque las cárceles de Colombia no son un lugar de resocialización, sino  una triste escuela donde se recicla el delito, y donde el señor Gerlein tendría mucho que enseñar y aprender. Preferiría, por ejemplo, que si la ley lo contempla, perdiera su curul, y que le declararan el desahucio público y político.

Bien por Cristina Plazas, Alta Consejera Presidencial para la equidad de la mujer y de género, quien expresó que las declaraciones de Gerlein, “son una oportunidad perfecta para que la Fiscalía y el poder judicial demuestren que en Colombia sí tenemos una ley antidiscriminación”.

Lo único bueno que puede generar la bárbara vehemencia de Gerlein, es que la ley se manifieste, y la gente asimile el daño que le hace a la conciencia individual y colectiva, el irrespeto frente a los diferentes perfiles y variantes de la condición humana.

Senador Gerlein: la homosexualidad no es “mala suerte”, ni un “horrooooor asqueroso”. Mala suerte, y un horror (sin vibrato ni adjetivo) es que usted sea uno de los Padres de la Patria. Bueno, al menos, mío -gracias a la vida- no lo es. Pero ¡pobre patria!

ariasgloria@hotmail.com