Guillermo Franco Camacho | El Nuevo Siglo
Miércoles, 7 de Enero de 2015

Guillermo Franco Camacho

 

Progreso

El sistema judicial puede fallar, aunque sea ocasionalmente, y era de esperar que así ocurriera en materia de narcotráfico y lavado de activos; el Gobierno de EE.UU. pidió en extradición, hace algunos meses, a un habitante humilde del Caguán, lo cual causó protestas de quienes lo conocían y, previa revisión, todo se echó atrás, es decir, se corrigió una equivocación. Luego, en la sección “Breves”, el diario El Tiempo, miércoles 10 de diciembre de 2014, página 4, señaló lo siguiente: “El pasado viernes, Estados Unidos declinó la solicitud de extradición de Carlos Alberto Londoño, quien era investigado por narcotráfico. Aún no se conocen las razones de la decisión, pero es la segunda vez que se conoce que ese país desiste de un pedido”. Sea por corregir o evitar errores, o formular los pedidos con mayor precisión, se felicita a los gobiernos y ojalá, si hay lugar, se divulguen pronto las determinaciones finales.

El caso del Caguán originó una inquietud especial, cual fue imaginarse que el afectado fuese un compatriota inocente, inculto, pobre, ingenuo, ignorante, sin dominio del inglés, desorientado, desesperado, a quien se le ofrece la siguiente disyuntiva: sufra el castigo pertinente en toda su magnitud o acepte la culpabilidad en al menos uno de los cargos que se le imputan y su “residencia forzada” en EE.UU. se reducirá de modo apreciable. Tal alternativa es evidente con la lectura de Extraditados por Error (Planeta, Bogotá, 2014), de José Guarnizo, cuyo subtítulo clarifica la materia tratada aún más: “La historia de 4 colombianos acusados de narcotráfico y lavado de activos, extraditados a Estados Unidos. Eran inocentes”.

Conviene examinar el tema bajo el punto de vista de los funcionarios judiciales  de EE.UU.: se obtiene una confesión y este es un hecho innegable e irrebatible en principio; se acumula a los logros personales y del sistema judicial y refleja eficiencia porque se soluciona un problema en tiempo reducido y con menores costos. Un economista aplaudiría el esquema que recuerda a los letrados el modelo de Kafka en El Proceso.

 

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Al finalizar, permita el lector la mención del fallecimiento del doctor Rodrigo Ospina Hernández, exdirector del diario La República; le estará siempre agradecido quien escribe por permitirle iniciar la actividad de columnista de opinión con temas de comercio exterior en ese momento.