GUILLERMO LEÓN ESCOBAR | El Nuevo Siglo
Martes, 24 de Julio de 2012

¿Un nuevo Congreso?

 

Difícil ha sido no sucumbir ante el terrible sueño adveniente con el “discurso” del nuevo Presidente que reemplaza al anterior quien se llenó, en verdad, de vergonzosa popularidad. Roy Barreras debe ser persona íntegra en su vida individual y en ese juicio nos está vedado penetrar, pero como individuo político es de difícil recomendación, no porque se le puedan endilgar acusaciones sino por su falta de visión, por “estar de acuerdo con el sol que más alumbra”, tal que el Girasol ha de ser su flor preferida, y porque él es la expresión de aquello que nuestras mamás nos advertían al decirnos el “dime con quien andas y te diré quien eres”. Los romanos con mucha inteligencia advertían que, tomado cada senador individualmente, en la generalidad eran buenas personas, pero que una vez reunidos en la institución senatorial que a todos los cobija se transformaban en una “peligrosa bestia”. Después de lo acontecido al finalizar la anterior legislatura no hay razón válida para que los miembros de ese Congreso se mantengan allí, sobre todo cuando no satisfechos por intentar con sus decisiones en torno de la reforma a la justicia pretendieron, además, legislar en beneficio propio y entrar a saco en la majestad de la Carta Constitucional, empobreciéndola en su dignidad. La sabiduría popular afirma que conservando lo mismo no se pueden obtener resultados diferentes. Lo más grave es que ni siquiera se han dado cuenta del ridículo que han hecho convirtiéndose ellos mismos en denunciantes de las monstruosidades jurídicas y éticas que querían elevar a leyes de no haber mediado una sociedad civil por primera vez despierta y alerta. Valdría la pena elaborar una lista, encabezada por Juan Manuel Galán, en donde se anotaran aquellos que aún merecen nuestros votos. Parece que estuviéramos hablando del Dios del Antiguo testamento que para no destruir ni a Sodoma ni a Gomorra pedía un cierto número de inocentes. Y, lamentablemente, nuestra lista de inocentes es demasiado breve, ya que no solo hay culpables de corrupción por acción sino también por omisión que son aquellos “que se creen inocentes” porque han dejado hacer y han dejado pasar como rezaba la vieja identificación de un anarquismo moral. Gracias a que la construcción de la sociedad no depende tan solo de los partidos políticos; estamos llegando a estructurar la certeza de que “cualquier acto de cualquier ciudadano tiene sentido político si se orienta conscientemente a la construcción de la sociedad y a la solución de los problemas con propuestas adecuadas”. Da lástima el “nuevo-viejo Congreso”; ojalá prosperara algún movimiento lo suficientemente “sano” que promoviera la inhabilitación de senadores y de representantes luego de dos períodos en las cámaras para que así las nuevas generaciones pudieran llegar a diseñar y dar los primeros pasos para “hacer su futuro” y que trabajaran con sueldos que no avergonzaran a la dolorosa mayoría de desempleados y de asalariados con un mínimo que a nada sirve o a poco. ¡Amanecerá y veremos dijo el ciego! guilloescobar@yahoo.com