En dos días sabremos si Colombia votó por el cambio que todos buscan, anhelan y persiguen.
Esta agónica campaña mostró el cobre de la política colombiana por la gran cantidad de improperios, injurias, denuestos y ultrajes. Nadie sabe cuál de los candidatos es confiable, porque entre ellos se descalifican con pruebas o sin ellas, acompañadas de hirientes injurias.
Entre tanto el codiciado cambio, la salida de las crisis, la opción de paz, la eliminación de la corrupción, la separación de poderes, el empleo, la eliminación de la pobreza, la equidad, la libertad, el despilfarro, el abuso y la hambruna, parecen quedar en el olvido.
Los votantes no han alcanzado a entender las ofertas de la mayoría de los candidatos, porque a cada promesa le estrellan la polarización, el odio, la injuria, la rabia y la fobia, que nos han sembrado durante los últimos 20 años.
Hoy, cuando ya hay compatriotas votando, la gente no sabe qué hacer. Los que se auto consideran “los buenos” y siguen firmes al candidato de Uribe y Duque, luchan mantener los privilegios y vicios de estos 4 años; los demás, calificados como “los malos” quieren el cambio, con una Colombia en paz, democrática y equitativa, gobernada por Fajardo, Petro o Hernández.
Las apuestas están inclinadas hacia los últimos, aunque existen ciertos temores, especialmente incrementados por una Registraduría y un Consejo Nacional electoral, que no fueron capaces de encontrar quien haga la auditoría internacional de los comicios.
Existe sí una mediana tranquilidad entre los votantes, porque la ausencia del Presidente -que hasta anoche estaba veraneando- ha impedido su intervención en el debate electoral, lo cual también han hecho sus funcionarios y militares.
Estamos ante la oportunidad histórica de sanear y sacar adelante nuestra patria, de fortalecer está amenazada democracia, de respetar el proceso de paz, erradicar la drogadicción, darle una orientación racional a nuestras Fuerzas Militares, adelantar una reforma agraria que permita a nuestros campesinos ingresar a la agroindustria con crédito subsidiado, para eliminar la hambruna y crear empleo y riqueza.
Tenemos que salir de la lista que nos señala como el tercer país en desplazamiento interno.
Esa fuerza que deambula por campos, veredas y ciudades, no puede seguir desperdiciada y a la espera de un gobierno que se fije el objetivo de regresar al campo.
Colombia debe cuidar biodiversidad e impedir que unos “avivatos privilegiados” destruyan la amazonia, para plagarla de ganaderías destructivas y contaminantes, minerías ilegales y cultivos ilícitos.
Todo esto y mucho más, está en la mente de los millones de compatriotas que escogerán al hombre capaz de llevarnos por los caminos de la ética, la moralidad, el progreso y el bienestar que buscan los 50 millones de compatriotas que soportan la inexistencia de una justicia social, económica y política. ¡A votar, pero a votar bien!
BLANCO: Hasta ahora se despeja cualquier duda sobre la primera vuelta para elegir Presidente.
NEGRO: Nadie se explica la inhumanidad de los padres de familia que niegan a los niños del alcalde Quintero ingresar a su colegio.