HENRY BRADFORD | El Nuevo Siglo
Jueves, 5 de Diciembre de 2013

Futuro para nuestros campesinos

 

Históricamente el sector agropecuario en Colombia ha sido un motor importante de la economía, donde productos como café, algodón, caña de azúcar, banano, flores, maíz, arroz, cacao y papa, generan una fuente significativa de empleo, buenas cifras de exportaciones, elevados ingresos y gran consumo interno.

Desafortunadamente, para los campesinos que viven de la producción y venta de estos productos, la crisis es una constante en sus vidas: precios de insumos realmente elevados, muy bajo acceso a créditos, falta de conocimiento sobre nuevas tecnologías para hacer más eficiente y competitiva la explotación de la tierra, empleo informal y abandono del Estado, son algunas características del campo en nuestro país; pero quizás lo más incomprensible de la producción agrícola es que en muchas ocasiones, el precio de venta al distribuidor es menor al precio de producción. ¿Quién se queda con las ganancias? ¿Quién se queda con el dinero que debería estar en manos del productor? ¿Por qué tenemos un número tan alto de intermediarios entre cultivadores y el consumidor final?

Conscientes de esta situación y preocupados por mejorar los niveles de vida de nuestros campesinos, la semana pasada la multinacional canadiense McCain y Yunus Negocios Sociales, firmaron un acuerdo por medio del cual se pretende erradicar la pobreza del campo, empezando con la papa como producto central. Se busca brindar ayuda sin ningún costo a los cultivadores para que mejoren su calidad de vida, aumenten la productividad y mantengan un precio de venta justo mediante capacitación en emprendimiento, comercialización y buenas prácticas agrícolas. Este proyecto es piloto en Latinoamérica y se quiere replicar en otras zonas del mundo que tienen problemas muy similares a los que viven nuestros campesinos. McCain es la empresa productora de papas fritas más grande del mundo y tendrá un rol muy importante en este joint venture, porque podrá garantizar el precio de compra a los cultivadores disminuyendo la interminable cadena de intermediarios  que existe hoy día; además aporta los conocimientos que se transmitirán a los campesinos.

La contribución de Muhammad Yunus, Premio Nobel de la Paz 2006, es la gran experiencia que tiene vinculando poblaciones menos favorecidas de la sociedad con nuevas oportunidades. Recordemos que Yunus obtuvo el Premio Nobel después de la creación de Grameen Bank en Bangladesh; dicho banco tiene como principal objetivo otorgar microcrédito a la población de muy bajos ingresos.

Creco que para el Estado colombiano, en cabeza del Ministro de Agricultura, los gobernadores y alcaldes, este acuerdo representa una gran oportunidad para desarrollar el campo y por ello deben trabajar por el éxito de un proyecto que puede convertirse en un eslabón importante para alcanzar la anhelada paz.

Destaco la labor de McCain por haber escogido a nuestro país como piloto de un proyecto que beneficiará a familias campesinas que viven en condición de pobreza. Considero que este acuerdo puede tener un impacto importante a nivel mundial y que se convertirá en caso de estudio en instituciones de educación, para ser replicado con otros productos y en otros países donde se presentan brechas tan grandes.

henry.bradford@outlook.com