Henry Bradford Sicard | El Nuevo Siglo
Jueves, 19 de Febrero de 2015

¿Petróleo tocó fondo?

 

Luego de varios meses de caídas pronunciadas del precio del petróleo, pareciera que esta tendencia empieza a mermar; los pronósticos de los analistas sobre la recuperación de los precios internacionales para este año comienzan a aparecer y muchos hacen sus apuestas para predecir en qué niveles podría estabilizarse. Es cierto que todos coinciden en rangos entre 55 y 60 dólares por barril para los próximos meses, pero ninguno augura ver niveles cercanos a los 100 dólares, precio que tenía el oro negro hace tan sólo cuatro meses.

Muchos se preguntan por qué en Colombia no bajan los precios atados al petróleo. Los consumidores de combustibles, que han visto cómo el valor del petróleo ha tenido una caída del 50%, se preguntan la razón por la cual ellos no han observado cambio alguno en lo que deben pagar por los combustibles; hace unos días un empresario de transporte logístico muy importante en este país, me decía que siempre se comparan los precios que pagan los consumidores por los combustibles con los cohetes y las plumas: suben como los primeros y bajan como las segundas.

La verdad, dicen los expertos, es que existen varias razones para no evidenciar esa situación, dentro de las que se encuentra el impacto de la tasa de cambio y de los impuestos, pero consideran que principalmente se debe a las normas legales que rigen la fijación del precio de los combustibles en Colombia. En este sentido, un tema que ha generado bastante polémica, es la creación el año pasado, del tributo parafiscal para el Fondo de Ahorro y Estabilización Petrolera (FAEP) que busca, dados los precios actuales del petróleo, disminuir de manera importante el déficit que tiene dicho fondo. 

Pero el reto que debe enfrentar nuestra economía es mayúsculo; la caída tan fuerte en los precios del petróleo afectará considerablemente el crecimiento económico, pues cerca del 70 por ciento de las exportaciones de nuestro país estaban representadas en este producto, lo cual generará una reducción importante en la entrada de dólares al país y por consiguiente una fuerte depreciación del peso, situación que hemos visto reflejada en estos últimos meses. El impacto negativo, también puede traer graves consecuencias en términos de actividad productiva, incluso algunos analistas se atreven a decir que podríamos enfrentar una recesión.

Lo que enfrenta nuestro país es lo que los economistas denominan enfermedad holandesa, que básicamente se presenta cuando la economía depende de la exportación de un solo bien y la importación de todo lo demás, lo que es un llamado a la diversificación vertiginosa de la economía.

Quizá los exportadores de alimentos, flores y otros productos se encuentran satisfechos con los niveles del petróleo y por consiguiente de la divisa y estén obteniendo mejores ingresos de los que tenían presupuestados, pero definitivamente el Gobierno debe tomar las medidas necesarias para mitigar el impacto producido por el desplome del precio del crudo.