Desequilibrios territoriales
Siempre me ha gustado dedicar esta columna a las cosas buenas que realizan colombianos y extranjeros y, en este caso, una mujer, dedicada desde hace muchos años a la actividad académica. Liliana Estupiñán Achury, profesora en la Universidad del Rosario, dirige la Línea de investigación en Territorio, descentralización y democracia, en la Facultad de Jurisprudencia.
El libro de Estupiñán, con el cual obtuvo su título doctoral, fue titulado: “Desequilibrios territoriales. Estudio sobre la descentralización y el ordenamiento territorial colombiano. Una mirada desde el nivel intermedio de gobierno”.
De acuerdo con los resultados previstos, reseñados, “se probó la hipótesis de trabajo, que versó sobre la constante centralista que ha marcado las relaciones entre territorio y poder en Colombia. Dicha tendencia se observa en la reiterada adopción del modelo territorial unitario, con leves excepciones, que ha marcado la construcción de la Constitución territorial desde el año 1821. Sin duda, una apuesta que nuevamente es retomada en el proceso constituyente de 1991, a pesar de la inserción tímida de los principios de descentralización y autonomía, y del generoso espíritu del constituyente, hoy bastante menguado, en materia de transferencias intergubernamentales. Dicha hipótesis conllevó a la revisión de otros Estados unitarios, e incluso de modelos regionales o autonómicos y federales, todos ellos en proceso de reacomodamiento, transformación e incluso de difusas fronteras de diferenciación.
La historia constitucional, la asamblea constituyente y la arquitectura de la constitución territorial de 1991, son objeto de sistemático estudio y reflexión. También el desarrollo que ha sufrido el Título XI de la Constitución Política, a lo largo de las dos últimas décadas. Por ello, la publicación presenta una reflexión sobre los diversos planes de desarrollo, documentos Conpes, políticas territoriales, reformas constitucionales y legislación, que hablan sobre los avances, pero también de los retrocesos que se han dado en materia de descentralización y de autonomía en los últimos veinte años.
La publicación está sustentada con innumerable bibliografía nacional e internacional, además de las diversas opiniones y posturas de algunos actores territoriales, académicos y políticos sobre el tema de la organización del territorio, la constante centralista y la situación del nivel intermedio de gobierno. Finalmente, culmina con una lectura y análisis de la orientación territorial que le ha dado al país la Ley 1454 de 2011 o Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial, que le apunta más al principio de asociatividad territorial que al desarrollo pleno de los principios de descentralización y autonomía territorial”.
Mi felicitación a la colega, quien siempre ha sido generosa en dar a conocer los resultados de sus investigaciones con publicaciones que como ésta, llega a llenar un vacío en el estudio del derecho territorial colombiano.