HERNÁN ALEJANDRO OLANO GARCÍA | El Nuevo Siglo
Lunes, 27 de Enero de 2014

¿Razones de conciencia?

“La sociedad está contaminada por la cultura del ‘desecho’”

Hace poco se suscitó una controversia por las denominadas “razones de conciencia” que impiden considerar a una persona con discapacidad para ejercer el ministerio eclesiástico cristiano.

El Papa Juan Pablo II, tras la clausura del Año Internacional y Europeo de las Personas con Discapacidad en 2003, aseguró que "La humanidad herida del discapacitado nos desafía a reconocer, acoger y promover en cada uno de estos hermanos nuestros el valor incomparable del ser humano creado por Dios". 

Podemos ver entonces, que una sociedad que diera únicamente espacio a los miembros plenamente funcionales, totalmente autónomos e independientes no sería una sociedad digna del ser humano, la discriminación en virtud a la eficiencia no es menos condenable a la que se realiza en virtud de la raza, sexo o religión.

En 2002, con motivo de la reunión que mantuvo Juan Pablo II con representantes de la asociación Fe y Luz de 75 países, una entidad que se dedica a trabajar para mejorar la calidad de vida de enfermos y discapacitados, afirmó refiriéndose a las personas con discapacidad que "Debemos aprender mucho de ellos y saber que ocupan un lugar específico en la Iglesia". 

Benedicto XVI se refería igualmente a nuestro compromiso para formar parte de algún modo del tesoro de la compasión que necesita el género humano. Durante su visita a España en 2011, expresó que “Las personas con discapacidad son un Bien para quien está a su lado, Misterio que nos salva, y cambia el corazón”, así como protagonistas en la edificación de la civilización del amor.

Por otro lado, Francisco ha manifestado mucha atención y gran interés por todos los problemas expuestos recientemente por la parlamentaria italiana Ileana Argentin y ha asegurado, con gran cordialidad, su participación y su aliento a todas las personas y las iniciativas dedicadas a afrontar, siempre con más resolución y responsabilidad, los problemas relacionados con la discapacidad, así como la necesidad de ayudar a los padres de las personas con discapacidades graves que están muy preocupados por el porvenir de sus hijos después de su muerte y de la dificultad que tienen para atenderlos sus hermanos y hermanas. También ha hablado de otros temas, como el de las barreras arquitectónicas en los edificios públicos y en las estructuras eclesiásticas.

El Santo Padre, también en Asís, el 3 de diciembre dijo que desgraciadamente estamos en una sociedad contaminada por la cultura del “desecho”, que se opone a una cultura de acogida. Incluso, días después, cuando una niña ciega quiso regalarle al Papa su bastón, éste se lo devolvió bendiciéndolo y diciéndole “todos tenemos necesidad de la luz de la fe”.

hernanolano@gmail.com