Brevedad y calidad
Baltasar Gracián, moralista, filósofo y aforista español, dijo alguna vez algo que constituye no sólo una lección sino una advertencia para escribidores abundosos: “Lo bueno si breve, dos veces bueno”. Esto inspiró, sin duda, a un ya finado amigo guasón para hacer este chiste formidable: “Sea breve, brillante y váyase”, perfectamente aplicable a ciertas visitas largas y cansonas para las que la tradición paisa sugiere el hechizo brujeril de la escoba. Con cualquier pretexto, la dueña de casa va a la cocina y, tomando la escoba, la pone con las cerdas hacia arriba en un rincón. Eso dizque “es bendito” porque la visita se aburre y se larga.
La brevedad es signo y marca de autores concretos y sustanciosos, que van al grano sin rodeos. Saben lo que quieren decir y lo dicen bien. Los mediocres, por el contrario, se explayan en vueltas, revueltas, callejones oscuros y digresiones enojosas que terminan desestimulando al lector. Y lector aburrido, texto perdido.
Los atafagos y prisas de la globalización exigen concreción. De ahí que, en buena hora, haya aparecido el twitter, recurso supremo cuyos textos, al menos los bien escritos, parecen más aforismos que otra cosa. Opinión en caliente, desnuda y eficaz.
Algunos escribidores pajosos -en la doble acepción- tienden a desaparecer ahora definitivamente debido al tamaño tabloide de los diarios, en cuyas páginas, como estas de El Nuevo Siglo, sólo caben tres columnas.
A propósito de lo anterior, alguien se quejó un día:
-En ese espacio es muy poco lo que se puede decir.
-Bien dicho, no –repuse-. Se trata de notas de opinión y no de ensayos, que tienen licencia de alargamiento y cabida en otras publicaciones. Las ideas hay que constreñirlas al máximo y no alargarlas, ya que, como los cauchos, terminan reventándose. Conclusión: hueso duro y poca carne.
Broches
1. Cuando conocemos el rabo de paja de ciertos exponentes de la más recalcitrante godarria -Corzo y compañía- nos preguntamos con preocupación ético-patriótica cómo es posible que el partido de Álvaro Gómez esté tan pésimamente representado. ¡No hay derecho! 2. El día de la quema se verá el humo. Y el 30 de octubre habrá más de un calcinado. Comenzando por cierto ex que un día se creyó insustituible, salvador y mesías. 3. Con el TLC somos nuevamente indios engañados con espejitos. Sólo que ahora los caciques saben inglés, usan corbata y en su infinita abyección y lambonería ceden más de la cuenta. Les importa, ante todo, hacer méritos para chanfainas futuras. 4. ¿Sabían que a Steve Jobs ya le están prendiendo veladoras y rezándole como a un santo?