HORACIO SERPA | El Nuevo Siglo
Martes, 19 de Junio de 2012

El vía crucis de Cristo

 

El título de la columna se refiere al senador Liberal Juan Fernando Cristo y a su reciente libro, donde cuenta el vía crucis que le tocó recorrer al proyecto sobre víctimas de la violencia, convertido finalmente en Ley de la República. Una proeza que vale la pena elogiar.

El motivo no pudo ser más oportuno ni más justo, dado que somos un país de víctimas. Para solo hablar de lo reciente, son cientos de miles las víctimas de la violencia de la guerrilla, el paramilitarismo, el narcotráfico, de representantes inescrupulosos del Estado y de diferentes expresiones criminales que han azotado a los colombianos sin consideración ni descanso. Como el autor lo dijo, llegó la hora de preocuparnos por las víctimas en cambio de hacerlo por los victimarios.

La presentación de la obra se hizo el pasado jueves, con asistencia del Presidente. Numerosa y calificada la asistencia: ministros, congresistas, gobernadores y alcaldes, altos funcionarios y exfuncionarios, directores de medios, ONG, luchadores populares por la paz, nortesantandereanos, amigos de Juancho y liberales. Un acontecimiento importante.

El presidente Santos elogió merecidamente a la obra y al autor y aprovechó el momento para expresar criterios sobre la paz y la guerra, la justicia y los esfuerzos que su gobierno continuará haciendo para brindar seguridad y convivencia. “Existe un conflicto armado; a las cosas hay que llamarlas por su nombre”, dijo. ¡Al que le caiga el guante, que se lo plante!

El senador, acompañado por su señora madre, Maria Cristina y sus hijos, contó aspectos desconocidos de los tortuosos trámites que recorrió la iniciativa y nos recordó que el anterior gobierno utilizó maniobras politiqueras para hundir el proyecto. Pero como “el que persevera alcanza”, logró su objetivo con el apoyo del gobierno Santos. Fue emocionante cuando se refirió a su padre, el senador Jorge Cristo, víctima de la intemperancia criminal del Ejército de Liberación Nacional.

Al joven Cristo lo conocí desde niño. Cuando llegué a la Procuraduría hacía judicatura allí por designación de Carlos Mauro Hoyos. Por la lucha de su padre lleva en la sangre el interés en la política, que desempeñó un tiempo bajo la orientación de Ernesto Samper y sigue ejerciendo con éxito en el liberalismo. Con su papá nos hicimos compañeros y luego grandes amigos personales desde cuando Jorge, Aurelio Iragorri y yo ocupamos en 1978 un pupitre de tres puestos en el Salón Elíptico de la Cámara. Fueron buenos años de camaradería, de luchas conjuntas, de solidaridad, hasta que unos odiosos plomos asesinos lo acribillaron sin piedad en su consultorio de medicina, a él que siendo un hombre de convicciones y de carácter era un político pacífico y tolerante que luchaba a conciencia por la paz.

Valioso y valeroso el trabajo de Juan Fernando. Siendo víctima, abandonó su condición personal para pensar en todas las demás. Y habiendo sufrido la violencia en carne propia es un político liberal que quiere, como su inolvidable papá, la paz para todos los colombianos. ¡Meritorio!