Hugo Quintero Bernate | El Nuevo Siglo
Martes, 27 de Enero de 2015

Crímenes y titulares

 

Cualquiera  que haya tenido asísea una pequeña aproximación al periodismo, sabe de la importancia capital de un titular. La titulación de un artículo, de una noticia o de una crónica puede llegar a tener un peso intrínseco que a veces es más poderoso que el contenido. La decisión de El Tiempo de poner la publicidad de un expectorante, “sshh, silencio, tome toselin”, en el lugar del editorial que le había sido censurado en épocas de la dictadura rojista, fue probablemente más impactante que el prohibido.

En un país como Colombia, donde además la gran mayoría se queda con la simple lectura del titular, el peso específico de estos es mucho mayor. Por eso resulta sorprendente que crímenes como el que acaba de ocurrir en el edificio de la Dirección General de la Policía Nacional donde un patrullero asesinóa su exnovia, aún se titulen como “crimen pasional”o que la propia directora del CTI, lo llame así. Esa calificación conlleva una carga justificativa que de alguna manera reconoce circunstancias atenuantes a lo que no es más que un hecho execrable e injustificado, y normalmente preparado.

Matar a la pareja o, peor, a la expareja por “razones sentimentales”, que es lo que implícitamente reconocen esos titulares, envía el mensaje de que hay circunstancias en las relaciones amorosas en las que es válido tomar la vida del otro, o de la otra, según sea el gusto de cada quien. A los que matan a sus parejas no puede llamárseles otra cosa que asesinos. Sicópatas que confunden amor con propiedad, pues normalmente el homicidio es la etapa final de una larga carrera de maltrato intrafamiliar.

El derecho penal y los jueces deben corregir el error histórico que aún hoy reconoce que un hombre actúa bajo ira e intenso dolor cuando mata a su mujer porque decidiócambiarlo por otro o simplemente dejarlo. Ninguna infidelidad justifica un balazo, para eso se inventaron los boleros, la música de despecho o algunos discos de Sabina. Lo contrario es promover la repetición de esos actos.

Más grave aún es tratar eufemísticamente crímenes tan graves como el que se acaba de cometer contra una niña de cinco años en el municipio de Tenjo (Cundinamarca) a quien su madre asesinóa golpes.

Otra vez el titular y el pie de foto de un periódico de circulación nacional justifica o, por lo menos esconde el verdadero hecho, al titular: “mujer que golpeóa su hija iráa la cárcel”o, en el pie de foto, al informar que la señora intentósuicidarse tras haber “maltratado”a su hija. Ni lo uno, ni lo otro. Esa “señora”no “golpeó”a su indefensa hija, ni la “maltrató”: la asesinóa golpes.

Sorprende también que las organizaciones feministas hayan puesto el grito en el cielo por el asesinato de la patrullera Martha Isabel Correa, pero no hayan dicho nada sobre la madre que asesinóa esa niña indefensa. No faltarála que salga a decir que la culpa es del marido que la dejó.

@Quinternatte