Diferente a lo que se pudo haber pensado, el viaje de la vicepresidenta Francia Márquez al África tuvo un enorme significado histórico cultural, a más de vinculaciones comerciales, educativas, turísticas y políticas importantes de beneficio para Colombia.
Hace 500 años llegaron los primeros esclavos negros a América; a Colombia ingresaron unos cuatro mil por Cartagena, en 1512. Posteriormente el comercio de esclavitud fue exponencial, al punto que hasta el siglo XIX a América fueron traídos unos once millones de esclavos. La población negra en América, y desde luego Colombia, trae origen de los antepasados esclavos africanos.
Hoy, 500 años después, una mujer negra de origen humilde, proveniente de antepasados esclavos africanos, regresa a ese continente siendo la Vicepresidenta de Colombia. Lo hace como símbolo de unión, amistad y superación, pues viene de ser una empleada domestica que se superó gracias a estudios esforzados y un liderazgo que logro en las pasadas elecciones, cuando obtuvo mas de setecientos mil votos en la primera vuelta, lo que le valió esa nominación vicepresidencial.
Haber iniciado esa gira por Sudáfrica tuvo acierto, pues históricamente fue el país mas azotado por la esclavitud y el racismo que solo logró abolirlo, gracias al liderazgo de Nelson Mandela. Francia Márquez fue recibida por el actual presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa y, además, se hicieron rondas de negocios con empresarios de ese país.
Dentro del contexto comercial resultó significativo la participación de una microempresaria colombiana llamada Noemí Arboleda, una vallecaucana afrodescendiente que llevó su empresa de cosméticos especializados en piel negra, una acertada oportunidad para nuevos emprendimientos.
La viceministra de educación, Ana Carolina Quijano Valencia, firmó un importante convenio de intercambio educativo para universidades de ambos países, con énfasis para el aprendizaje de los idiomas inglés y español, tecnologías, experiencias y manejos de paz, educación rural, antirracismo, integración y capacitación para los nuevos retos rurales.
La embajadora de Colombia en Sudáfrica, María del Rosario Mina Rojas, igualmente afroamericana, mujer competente, quién apoyada por su equipo diplomático se ocuparon de una organización de agenda efectiva, que permitió un éxito diáfano en la visita de la vicepresidenta, en pro del cumplimiento con objetivos positivos para Colombia.
Debe tenerse en cuenta que Sudáfrica es la principal economía del continente, ocupa el puesto 37 en las economías mundiales, situándose por encima de Colombia, que se ubica en el 44. Por lo tanto, el comercio bilateral promete mucho, puesto que los dos son productores de alimentos, servicios y minería entre otros rubros. De hecho, industrias colombianas de dulces y construcción llevan algún tiempo allá de manera exitosa, lo mismo empresas sudafricanas en Colombia.
La propuesta que planteó la vicepresidenta de abrir rutas aéreas directas entre los dos países, tuvo eco, pues tanto el turismo receptivo como regresivo son importantísimas fuentes generadoras de ingresos, cultura y lazos de amistad.
Es de esperar que esta gira además por Kenia y Etiopia, arroje importantes resultados para el país, mas allá de la idea de un viaje inútil, la realidad muestra que si valió la pena.