Invasión vecina | El Nuevo Siglo
Jueves, 18 de Agosto de 2016

Desde finales de mayo pasado, esta columna reveló cómo desde puertos del norte venezolano, se intensificaba movilización de balseros con personas llegadas desde el interior, a la costa del vecino país, para salir hacia Aruba, Bonaire, Curazao y Kingston -Jamaica. Ese desplazamiento continúa, en la madrugada.

No se trata de reclamar primicias, y menos, con un hecho de carácter humanitario, sino que al seguir en perspectiva la salida de venezolanos hacia el caribe, lo acaba de conformar la agencia de prensa Reuters.

El fenómeno cobra vigencia, y es preocupante porque que se coloca a tono, con dudas que surgen en relación con eventuales efectos por la reapertura de la frontera colombo venezolana.

Las cinco puertas de entrada y salida entre los dos países formadas por Paraguachón- Guajira, Puente Simón BolÍvar, Puente Santander, Arauca y Guaviare, aunque tienen control de Migración Colombia, los costados boscosos, son rutas de escape de migrantes venezolanos.

No tiene mucha validez la -tarjeta fronteriza- dirigida a acreditar personas con binacionalidad, quienes deben visitar y atender a familiares residentes en los respectivos territorios fronterizos.

Es un mecanismo de control que puede convertirse en inmanejable, por la avalancha de gente. Lo dicen los habitantes en ambos lados fronterizos.

Si bien ésta es una tragedia humanitaria silenciosa, desatada por los desafueros dictatoriales del Gobierno vecino, no es ligero pensar cuánto tiempo Colombia tendrá que cargar con esta cadena de conflictos generados por la enrevesada situación política venezolana.

Aun así, es válida esa atención social y económica con el suministro de productos básicos, ante el crudo drama, sin alimentos, sin medicamentos, sin servicios en salud, con cortes de energía eléctrica y sin derecho a hablar para reclamar. Es delito ser opositor. Y de repeso, sin trabajo, y con moneda debilitada al máximo.

Tampoco el comercio local, puede especular con precios de productos de primera necesidad, porque al final se reflejará en contra de los consumidores nacionales.

No son halagadoras las expectativas que hace el sector empresarial porque el flujo comercial no será continuo por la débil capacidad de pago venezolano. Aun así, recuperarán algún nivel de ventas que perdieron durante el cierre fronterizo.

Iguales reservas tienen en el transporte terrestre ante la desvalorización del bolívar, que no alcanza a cubrir el valor por envió de mercancía de mayor volumen.   

El Gobierno colombiano está obligado a mantener margen de reserva, a la tensa situación, sin anticipar más acuerdos fronterizos. Detrás de la tragedia, amenaza invasión de migrantes en grandes proporciones.

juanalcas@yahoo.com