JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR | El Nuevo Siglo
Jueves, 19 de Septiembre de 2013

Nicaragua arremete nuevamente

 

Tal como se esperaba, Nicaragua  ha presentado una demanda ante la Corte Internacional de Justicia reclamando una delimitación marítima con Colombia, en la cual pretende extender su plataforma continental prácticamente hasta  nuestro mar territorial con Cartagena.

Cuando en buena hora decidimos retirar nuestro país de la jurisdicción del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya sabíamos que Nicaragua  iba a formalizar su demanda, puesto que el efecto del retiro del Pacto de Bogotá no  se produce sino a partir del año siguiente a su manifestación, es decir, todavía conserva competencia el Tribunal para  definir los conflictos que se susciten dentro de ese año de gracia.   Nicaragua aprovecha y presenta su reclamo antes de que se venza la jurisdicción del Tribunal Internacional que tan buenos réditos le ha dado. No tiene nada que perder, como no lo tenía cuando comenzó a reclamar el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Pescó en rio revuelto y obtuvo su mejor tajada con 75.000 kilómetros de mar ajeno.

Juristas e internacionalistas "nicos" nos quieren dar clases de derecho internacional y respeto por  esta disciplina, conminándonos a  respetar   el fallo de La Haya; se olvidan que quienes no han dado muestras de respeto por este derecho y han desconocido tratados internacionales fueron ellos mismos, cuando la Junta Sandinista en la década de los 80 declaró nulo el Tratado Esguerra-Bárcenas, que había definido una delimitación entre los dos países, que por supuesto comprendía el  mar territorial, la zona contigua y la plataforma continental. No olvidemos que  por Reales Cédulas, los límites de la Nueva Granada  incluían e iban hasta la costa de Mosquitos en la  parte continental de Nicaragua. Ese era un país del Pacífico y con el mencionado tratado les entregamos dicha costa en el Atlántico a cambio de que nos dejaran el archipiélago. En el canje de notas, por iniciativa de ellos mismos, se propuso como línea divisoria el meridiano 82. El mismo que desconocieron con la pasada demanda reclamando todo el archipiélago.

Gran serenidad e inteligencia se requiere para determinar cuál debe ser la postura colombiana frente a esta nueva demanda. Por lo pronto,  en los estertores de la jurisdicción del Tribunal Internacional de Justicia frente a nuestro país, se nos presenta una antinomia; de un lado, nos tocará analizar si lo más conveniente sea desde ahora, anunciar anteladamente que no atenderemos ninguna decisión que comprometa los territorios y los mares patrios, por ser contraria a nuestra Constitución, como lo estamos haciendo con el anterior fallo después de dictado; o si, por el contrario, aprovechar para reclamar la costa de Mosquitos, pues si el tratado  es nulo como lo  declararon los nicaragüenses, no tienen ningún fundamento jurídico para detentar soberanía en dichos territorios sobre los cuales tenemos títulos coloniales.