Jaime Alberto Arrubla Paucar | El Nuevo Siglo
Viernes, 26 de Diciembre de 2014

Nuevos vientos en América

 

No hay duda de que la gran noticia del fin de año la constituye el inicio de una nueva etapa de acercamiento entre los gobiernos de Estados Unidos y Cuba. Después de cincuenta  años de guerra fría entre las dos naciones, de bloqueo económico, recíproco espionaje y de un antagonismo político bastante hostil, restablecer las embajadas y acercamientos iníciales, que conducen, por lo pronto, a cuadruplicar la posibilidad de envío de remesas hacia Cuba, nuevamente tráfico fluido de personas hacia la isla y seguramente comercio con la misma, constituyen un nuevo comienzo para las relaciones entre los dos países.    

El problema en Estados Unidos va a ser con la política interna, pues  existe una gran oposición frente a un tratamiento benévolo con el Gobierno de los Castro y el levantamiento del bloqueo económico.    Se requiere de una ley en el Congreso que deshaga lo que también por ley se hizo para bloquear la isla. Se anticipan voces muy airadas del partido republicano que tendrán un férrea oposición en el Congreso estadunidense frente al  ablandamiento y sectores de los boyantes empresarios cubanos que se establecieron en la Florida, ahora de segunda y tercera generación, influyentes en la economía y en la política del país del Norte que consideran que nada debe concederse a un gobierno, que mantiene una permanente violación de los derechos democráticos de las personas, que se perpetuó en el poder y que empobreció a una nación entera. Ya veremos quién gana el pulso entre republicanos y demócratas, sobre un asunto que se anuncia en convertirse en el gran punto de confrontación para el próximo debate presidencial.

Pero si el tema caldea los ánimos en el interior de los Estados Unidos, no es inferior la repercusión que va a tener en el entorno geopolítico de la región americana y en el contexto global.

Uno de los grandes perdedores con este acercamiento es el gobierno de Maduro en Venezuela, tradicional aliado de Cuba y cada vez más distante de los Estados Unidos y en reciente contradicción a causa de los presos políticos que empiezan a ser plurales y notorios en la vecina República, detenidos por una justicia a todas luces parcializada y carente de independencia. Pierde un liderazgo en la región que había acaudillado con Bolivia, Ecuador y Argentina, basado en su discurso anti-imperialista, desplazando sus relaciones comerciales hacía otros países del hemisferio.

Nicaragua y la China, con sus planes de invadir el Mar Caribe, arrasando con mínimo de justicia internacional y sin importar el daño ecológico que se avecina con la construcción de su hace tiempo proyectado canal interoceánico, que llevó a la prevaricación internacional más notoria de que se tenga noticia (sentencia del Tribunal de La Haya contra Colombia, con jueza china a bordo) y que Colombia ingenuamente no ha querido defender; también deben preocuparse, pues con este nuevo eje no van a poder cumplir tan fácilmente sus propósitos.

También el nuevo orden entre estas naciones repercutirá en el proceso de paz colombiano. La influencia de Cuba se convierte en  preponderante sobre la de Venezuela; pero este será motivo de nuestro posterior análisis.