Jaime Alberto Arrubla Paucar | El Nuevo Siglo
Jueves, 15 de Enero de 2015

“Intolerancia y fanatismo adquieren nuevos ropajes en la posmodernidad” 

Reflexiones

En nombre de Dios

La  civilización de los pueblos se mide por su capacidad de tolerancia y por el respeto a las libertades humanas. La libertad de expresión es sin duda uno de los baluartes que fundamentan el grado de civilización que ostenta la humanidad en un momento dado. Bien señalaba Voltaire en su época refiriéndose a un contradictor, que no estaba de acuerdo con lo que pensaba, pero que daría su vida para que pudiera expresarlo. Lo acontecido en Francia contra los periodistas del semanario satírico nos conduce a una serie de reflexiones sobre la libertad de expresión, el terrorismo y la religión.

A lo largo de la historia del mundo se han cometido toda una serie de desórdenes invocando o protestando razones divinas o religiosas. En epocas primitivas de la humanidad fueron frecuentes los sacrificios humanos para halagar, satisfacer o aplacar al respectivo Dios. En la misma Biblia se lee sobre la disposición que tenía Abraham para sacrificar su hijo por instrucciones divinas. Las Cruzadas en la Edad Media llevaron a las naciones occidentales a invadir la Tierra Santa tambien con justificaciones religiosas, arrasando con todo lo que habia a su paso. La Inquisición causó toda una serie de desmanes invocando la necesidad de terminar con la herejía; se expulsaron los judíos y se incautaron sus propiedades. La conquista de America, con el pretexto de difundir la cristiandad en el Nuevo Mundo, justificó toda una serie de abusos y excesos contra los habitantes nativos destruyendo pueblos enteros.

Se pensaria que a estas alturas del siglo XXI la humanidad habría superado el terrorismo y el aniquilamiento por ideas religiosas. El terrorismo de los fundamentalistas islamicos manifestado recientemente contra los periodistas franceses señala todo lo contrario; la intolerancia religiosa y el fanatismo adquieren nuevos ropajes en la posmodernidad. Sin duda, no puede atribuirse al islamismo lo que ha sucedido en París; el hecho de que unos cuantos terroristas amparados en sus creencias y protestando el irrespeto a sus profetas y su religión, no puede estigmatizar la religión que profesa gran parte de la población del mundo; como tampoco los  catolicos son responsables de los desafueros de la Inquisición.

Pero lo que si no puede aceptarse a ninguna religión es el terrorismo con fundamentos religiosos. Podemos no estar de acuerdo con que se produzca el irrespeto a las ideas y símbolos religiosos por los medios de comunicación, pero la libertad de expresión está por encima de nuestros personales planteamientos. Por ello hay que rechazar el ataque terrorista a los periodistas de la publicación Charlie Hebdo. Igualmente hay que lamentar la reacción que se desata indistintamente contra quienes profesan el islamismo que ya empieza a sentirse en Europa.