Jaime Pinzón López | El Nuevo Siglo
Miércoles, 31 de Diciembre de 2014

CON ESPERANZA

Año nuevo 2015

 

Termina  el 2014 y vemos con esperanza el 2015. Queremos fugarnos de la rutina y emprender tareas distintas. Por eso, a la medianoche, cuando finaliza un ciclo, por costumbre, en Francia se usa besarse bajo el muérdago; en España la tradición es tomar 12 uvas al compás de las 12 campanadas, en América se quema un monigote (muñeco de trapos viejos rellenos de paja que simboliza el año viejo), en muchos sitios del planeta se descorcha una botella de sidra o champan, en Nueva York la celebración se concentra alrededor de una gran bola de cristal que desciende sobre la multitud en Times Square y, en Colombia, el presidente de la República, Juan Manuel Santos tendrá fiesta familiar, los sacerdotes católicos y los pastores cristianos elevarán oraciones, los comandantes de las Farc, entre palmadas, dialogarán respecto del futuro. Tal vez, tanto Fidel Castro como Barack Obama, coincidan en su apreciación respecto del restablecimiento de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos en sus meditaciones para el porvenir.

Nada es eterno en el mundo, las circunstancias cambian, envejecemos, algunas ideologías pierden vigencia, es tiempo de autocrítica y en medio del ocio de replantear temas fundamentales, en nivel personal y colectivo, indispensable. El primero de ellos se refiere a la paz. Cuando no hay argumentos valederos para la continuación de la guerra esta no debe proseguir. En referencia al sistema de gobierno conviene revisar su esquema porque la corrupción y la injusticia privan, pero sin armas, con racionamientos válidos. La guerrilla para modificar la estructura del Estado es anacrónica pero los problemas de desigualdad permanecen y si queremos un año positivo 2015 lo fundamental reside en la suscripción, paso a paso, capítulo por capítulo, de los acuerdos necesarios tendientes a afianzar la concordia y evitar más derramamiento de sangre. Aceptemos -lo venimos haciendo- el cúmulo de equivocaciones cometidas a través de decenios, punto clave si aspiramos a disminuir tensiones, a abrirnos un camino distinto, a tender puentes y no levantar muros.  Recojo las palabras de mi amigo Luis Carlos Galán pronunciadas en 1981: “Llamo a los campesinos olvidados en la soledad y el abandono de sus campos lejanos; a los compatriotas indígenas atropellados en lo más íntimo de su identidad; a las clases medias, presente y futuro de la nación y a los obreros. Llamo a quienes han entrado o entrarán  en la tercera edad en los próximos años en medio del desorden del sistema de previsión social; a los escépticos y a los optimistas… Los invito una vez más a reconsiderar su actitud y a participar, con todos nosotros, en la lucha por la construcción de una Colombia nueva”. ¡Pidamos en este Año Nuevo que el cese el fuego y el darse la mano sean  realidad en los días venideros. El 2015 que ya viene  puede ser mejor que el anterior si nos lo proponemos. Ese es el reto social. El tiempo corre. ¡Aprovechémoslo!