Jaime Pinzón López | El Nuevo Siglo
Miércoles, 14 de Enero de 2015

HUMOR PERIODÍSTICO

A propósito de caricaturas

La  caricatura (del Italiano Caricare: cargar, exagerar) es  una interpretación alegórica, generalmente satírica y humorística, de personas, hechos o cosas, para enviar mensajes, enaltecer actuaciones, producir efectos hasta el punto de que en ocasiones dice más que un  editorial. Nació en Bolonia, a finales del siglo XVI, en la escuela de arte fundada por la familia de pintores Carracocci. Casi todos los diarios del mundo incluyen, en su sección de opinión, una o más caricaturas. Las de El Nuevo Siglo son llamativas.

Célebres la de Gustavo Eiffel, crecido, enorme, junto a su Torre, en Paris; la de Stalin, con colmillos; las que hicieron en Inglaterra, durante el conflicto de Martín Lutero con el Papa; las referentes a controvertidos personajes franceses como Napoleón III y Juan Felipe, que ponían en duda su credibilidad; la de Tenniel, sobre Darwin, con su cabeza pero cuerpo de mono.

Existen caricaturas de Almodóvar, Fidel Castro, Arafat, Benedicto XVI, Kennedy, Clinton, Obama, Ronaldo y muchos otros, famosos y no famosos. En Colombia, José María Espinosa, el abanderado de Antonio Nariño, prisionero en Popayán, en 1816, se burlaba de Laureano Grueso, quien representaba el poder español en el trato a los presos políticos. El dibujante Dueñas fue sometido al destierro, por una caricatura que hizo saltar de la ira a don Rafael Núñez. Ricardo Rendón, quien se suicidó, produjo excelentes caricaturas. Quedan de presidentes como Miguel Abadía Méndez, Guillermo León Valencia, cazando patos, de Alberto Leras, de Alfonso López Michelsen con la pipa y la perra; de Julio César Turbay -quien las aceptaba de buen grado-, de Álvaro Uribe Vélez y de Juan Manuel Santos. Chapete y Pepón las hicieron con gracia. El maestro Osuna, Vladdo y Matador impactan con las suyas.

La caricatura forma parte del ejercicio de la libertad de prensa. El asesinato de los periodistas del semanario Charlie Hebdo por las publicadas con la efigie del profeta Mahoma, es demencial. En el siglo XXI una guerra santa contra los “infieles”, cristianos, judíos, o ciudadanos de cualquier Estado, anacronismo. Las caricaturas en mención tocan un delicado tema religioso, son fuertes, pero más que agraviar a Alá o a los musulmanes, condenan el proceder de quienes quieren imponer un Estado Islámico mediante la guerra contra el mundo.

El Presidente de Francia llama a la  reflexión. El de los Estados Unidos se solidariza con la defensa de los regímenes democráticos, con Francia y los gobernantes de Europa preocupados por el incremento de acciones suicidas. El planeta se encuentra en alerta roja. Paz a quienes inmolaron su vida en el ejercicio de su profesión, con el lápiz en la mano o en lugares donde los golpeó la falta de cordura y de respeto por los valores del ser humano. Importante: ¡la caricatura sigue!