JAIME PINZÓN LÓPEZ | El Nuevo Siglo
Miércoles, 11 de Diciembre de 2013

Libros que leyó Bolívar

 

El Libertador fue un hombre culto. Cuando el señor Mollien lo tachó de ignorante envió al general Francisco de Paula Santander una carta para demostrarlo, en la cual expresa: “No crea que su pobre presidente ha recibido tan mala educación como asegura el señor Mollien. Mi madre y mis tutores hicieron cuanto era posible para que yo aprendiera, me buscaron maestros de orden. Robinson fue de primeras letras, gramática y geografía. Nuestro famoso Andrés Bello, puso una academia de matemáticas solo para mí, por el padre Andújar, a quien estimó mucho el Barón de Humboldt. Después me mandaron a Europa a continuar estudios de matemáticas en la Academia de San Fernando. Aprendí idiomas con maestros selectos de Madrid, todo bajo la sabia dirección del Marques de Ustariz, en cuya casa vivía. Puede ser que el señor Mollien  no haya estudiado tanto como yo a Locke, Condillac, Buffon, D´Alembert, Helvetius,  Montesquieu, Filangieri,  Lalande, Voltaire, Rollin, Bhertollet, y todos los clásicos de la antigüedad, así filósofos, historiadores, oradores, poetas; los modernos de España, Francia, Italia y gran parte de los ingleses”.

Don Ramón Zapata publicó Libros que leyó el Libertador Bolívar, impreso por el Instituto Caro y Cuervo, -reeditado por la Universidad Jorge Tadeo Lozano en el 2004-, y cita cientos de obras propiedad de Simón Bolívar, lector infatigable, sin que allí estén los de su biblioteca que dejó, por imposibilidad de llevarlos consigo en sus campañas, a Tomás Cipriano de Mosquera, en Popayán, a quien le recomienda en 1827, en carta dirigida desde Turbaco “mis papeles y libros que usted ha salvado tan oportunamente”.

Me sorprendió, en reciente reunión de académicos, la afirmación del conferenciante cuando expresó: “Bolívar fue un gran guerrero, y sus proclamas son conocidas, pero le faltaba cultura”. No sé qué libros hayan leído los gobernantes de nuestro tiempo en el mundo globalizado  Nuestro presidente, Juan Manuel Santos, es educado. Una de las razones para la disminución del nivel de liderazgo se relaciona con el tema de las humanidades, cuyo repaso, a pesar de las facilidades de Internet, no está en  la lista de prioridades de políticos, ni de ejecutivos. Es oportuno decirlo, a propósito de la referencia respecto de las calidades humanísticas del Libertador, -de su conocimiento de inglés y francés-, que contribuyeron a sus éxitos como gobernante y militar con estilo en la redacción de proclamas, propuestas  y documentos de Estado. 

Dirigentes con estudios universitarios y títulos, poco saben de literatura e historia. Considero indispensable poner énfasis  en  estos  programas, en Bachillerato y en la Universidad La historia es excelente consejera y, como anotaba Federico el Grande, “un hombre sin ella no ve más allá de lo que le rodea”. Errores están  vinculados a determinaciones porque, quienes las toman, no cuentan con  antecedentes y experiencias. El Libertador fue dueño de excepcional cultura y le asistía razón al afirmar: “No he dejado de ser educado. Soy precipitado, descuidado e impaciente, pero no difuso”.