JAVIER A. BARRERA | El Nuevo Siglo
Sábado, 28 de Julio de 2012

El caos patriótico

 

Hay que empezar por entender que el sentimiento patriótico es simplemente amor por un país, es decir, amor a un concepto y a una historia que, en la mayoría de los casos, contada de forma conveniente.

El problema radica en permitir que dicho sentimiento defina unas reglas que, en términos prácticos, existen como estrategia de un grupo social para imponer su visión de mundo sobre los demás. Todo esto apalancado sobre un concepto de moral donde se pretende segmentar el bien del mal, lo correcto de lo incorrecto y de forma más peligrosa lo verdadero sobre lo falso.

Como consecuencia, tenemos políticos que tan solo creen en su visión personal de la realidad, en la que lo único relevante es aquello que tiene un opuesto dentro de su sistema de valores.

Tenemos por un lado a Piedad Córdoba, quien se queja de la presencia del Estado en algunos lugares del territorio colombiano. No le molesta que haya presencia del Ejército en Córdoba, por ejemplo, pero sí le interesa que no la haya en el Cauca. Territorio que, casualmente, tiene una relevancia estratégica para la guerrilla.

Por otro lado tenemos a Uribe, con el corazón hinchado de patriotismo, la boca llena de veneno y la memoria olvidada de sus propios problemas. Su visión de país le permite sancionar moralmente al presidente Santos por sus decisiones, y le sirve para hacer caso omiso a las acciones de su gabinete para defender los errores de sus aliados.

Está el caso de Luis Carlos Restrepo, requerido por la Justicia colombiana. No obstante la patria vale menos en este caso para el expresidente, quien se jacta de tener contacto con él y aun así considera que no es un crimen patriótico encubrir a quienes son perseguidos por la Justicia de su país.

Uribe tiene una visión en la que prima el fin sobre el contexto, de ahí que para él la burocracia y la corrupción no sean un valor sobre el cual sea válido juzgar los actos del gobierno y que lo relevante sea la ecuación de seguridad exclusivamente.

De ahí que Uribe y Córdoba sean unos de los principales problemas de Colombia en la actualidad, ya que el patriotismo en ellos se volvió argumento del discurso con el que justifican una política 100% destructiva.

El amor de patria es la sombra que cobija su megalomanía, y el pretexto perfecto para crear más enemigos en un país en el que la guerra es un negocio económico y, principalmente, político.

@barrerajavier