JOSÉ MANUEL RESTREPO ABONDANO | El Nuevo Siglo
Jueves, 21 de Junio de 2012

Bienvenidas nuevas mediciones, pero…

 

Se está dando en el mundo una reunión de enorme importancia desde ayer miércoles. Me refiero a Río + 20, que corresponde a la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible y que se realiza 20 años después de la denominada Cumbre de la Tierra. Los temas son de enorme interés porque nos afectan a diario en el mundo: la pobreza, la inequidad y la urgente necesidad de protección del medio ambiente.

En esta oportunidad me ha sorprendido positivamente que se estén dando conversaciones tales como: “es necesario reinventarse la economía”, o la preocupación por la extracción de recursos naturales con cuidado por el ambiente y la salud pública. Sería conveniente una mayor preocupación por el tema de la vida humana como actor clave del medio ambiente, y en especial un llamado de atención sobre el compromiso por evitar ese terrible mal del hambre, la desnutrición y sobre todo la marginalidad. Es inconcebible que en el mundo haya riquezas tan grandes como la de muchas personas en los países desarrollados e incluso en desarrollo, mientras otros seres humanos físicamente se mueran de hambre. Esta debiese ser la preocupación central de Naciones Unidas.

Es destacable el interés que tiene el encuentro por avanzar en la tradicional forma de medición de los países en función del PIB. El mensaje que envían es que es indispensable diseñar y poner en marcha un “Índice de Riqueza Integral”. Dicho índice, por ejemplo, señala que Colombia si bien mejora en el crecimiento del PIB en un 35%, el capital natural decae en un 31%. La razón que se aduce es que la economía crece a un menor ritmo que el crecimiento poblacional. Sin embargo, como crítica al modelo, de nuevo vale decir que un índice completo de riqueza integral debe medir mucho más que el manejo de los recursos naturales y profundizar en los temas del desarrollo humano, de la felicidad y similares.

Y una crítica final, esto no puede llevarnos ahora por la equivocada senda de los países que están devolviéndose, de que el tema es simplemente restringir el crecimiento poblacional; más bien ha de llevarnos por la senda de la innovación y el desarrollo científico que dé respuesta a lo que la población requerirá en los próximos años, sin caer en el “Neomalthusianismo” cuyos resultados  son poco gratos en el mundo desarrollado.

 

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De postre

Estamos acostumbrados a funcionarios públicos que “sacan el bulto”. A personas que no asumen las responsabilidades debidas frente a situaciones y errores cometidos, por oposición a buscar brillo en los momentos de éxito y de grandes resultados. Por esto, debemos no sólo destacar, sino agradecer el gesto de grandeza y valentía del general Óscar Naranjo, cuando públicamente asume su responsabilidad por el ascenso del general Santoyo. Es destacable de un sobresaliente oficial de la policía, pero además de un servidor público responsable y honesto, reconocer que faltó una información y que ello dio lugar a un error en su proceso de ascenso.

jrestrep@gmail.com