Lecciones de elecciones
Luego de las elecciones regionales del pasado domingo, son numerosos los artículos que tratan de presentar los resultados como si fueran un partido de fútbol. Todos utilizan frases como ¿quiénes son los ganadores? Y ¿quiénes los perdedores? Al final, las respuestas terminan siendo burdamente genéricas como cuando se afirma que “ganó la democracia”. La verdad es que, en un escenario de tanta coalición y tanto acuerdo, es imposible reconocer a un solo ganador o dividir los votos entre partidos en la mayoría de los elegidos.
Para no ir muy lejos ¿a quién atribuir la gobernación de Cundinamarca? Una candidatura proveniente de todo el espectro político posible.
Cosa distinta es que estas elecciones hayan dejado lecciones para todos los partidos políticos y para el país mismo. Esas lecciones se pueden resumir en por lo menos 8 aprendizajes, y describir así:
1. Aprendimos que la coherencia paga. Aquellos partidos políticos que se han sostenido en una posición ideológica más clara y han sido fieles a sus posiciones, por difíciles de defender en su pasado reciente, son aquellos que vieron incrementar sus votos y curules.
2. Con preocupación constatamos que el deterioro de los partidos tradicionales está llevando a un avispero de coaliciones ideológicamente absurdas, que hablan de acuerdos más burocráticos que programáticos. ¡Es urgente un ajuste a la Ley de Bancadas!
3. Todavía no somos capaces de dar un salto en modernización tecnológica en el proceso electoral colombiano. Bien por la agilidad de la Registraduría y muy mal por la lentitud con la que avanza la implementación de tecnología de reconocimiento del votante. Parecemos montados en un sistema electoral del siglo XVIII.
4. El capital político no es endosable y se desgasta en medio de los debates que a diario se hacen en la vida política. Adicionalmente no es suficiente con saber de gestión pública, es indispensable que exista carisma y ello no aplica a todos los candidatos.
5. La propaganda negra no parece una estrategia que el electorado colombiano (quizás a diferencia del norteamericano) acepte y valore positivamente.
6. En muchas regiones del país ya no es suficiente o ni siquiera necesario tener una maquinaria política. La opinión hoy decide elecciones muy importantes, lo cual es un signo de madurez política en el país y de que candidatos atractivos y buenos pueden llegar a cargos importantes.
7. El colombiano le está dando uso activo al voto en blanco, con ejemplos como el de Bello, o el Concejo de Bogotá, en donde a través de este mecanismo se lanza un mensaje de rechazo a la política tradicional y corrupta.
8. Muchas candidaturas ganan con un mensaje social, de igualdad de oportunidades y de equidad, que ratifica lo que el mundo reclama en el nuevo discurso de los indignados. ¡No esperemos a una sorpresa “chavísima” para actuar en lo social!
Son estas algunas lecciones que hablan de un cambio o positivo o necesario en la vida política de nuestro país y que reclaman nuevos liderazgos públicos. Bienvenidas estas lecciones.