Juan Álvaro Castellanos | El Nuevo Siglo
Jueves, 31 de Diciembre de 2015
LA OTRA CARA            
                      

 Trampas mortales

 “Predomina desgreño y abandono urbanístico”

LA búsqueda del niño Juan Sebastián Fuentes, desaparecido en Soacha, revivió una antigua alarma declarada en Bogotá y el país, con relación a la cadena de alcantarillas de acueductos, teléfonos, gas, cableado de energía y obras  inconclusas entre otras, que pasan inadvertidas en el diario movimiento de ciudades y poblaciones.

No es exagerado afirmar que cientos de personas han desaparecido durante décadas en esos lugares y otro tanto, encontradas en vertientes de ríos y quebradas que reciben aguas urbanas, al igual que en zanjas de terrenos con construcciones colindantes con avenidas y carreteras de acceso a municipios.

Es retrato del desgreño administrativo de autoridades municipales, departamentales y empresas de servicios públicos regionales. Olvidan la reglamentación básica para construcciones residenciales o comerciales con normas de mantenimiento y seguridad para la ciudadanía.

Los terrenos en zonas de crecimiento se han convertido en botones de muestra urbanística para atraer negocios de construcción y a su vez, en postales para resaltar un supuesto progreso con eficiencia administrativa en esos conglomerados urbanos.

Piensan primero en la utilidad de las áreas para conjuntos habitacionales y centros comerciales, sin evaluar que el desarrollo de las obras es prioritario en cuanto tiene que ver, con el tránsito automotor y peatonal de sitios densamente poblados con seguridad para todos.

Hay descuidos sobre terrenos en los que se extienden las acometidas para los servicios públicos con zanjas y alcantarillas destapadas, durante el periodo de construcción y aún después de terminados los proyectos.

El otro ángulo corresponde a empresas de servicios que en ciudades y poblaciones realizan trabajos en zonas ocupadas por residentes de escasos recursos económicos. Un peligro latente, cuando quedan terrenos a medio terminar, que se convierten en tránsito locativo hacia viviendas  o recreacionales, para menores de edad.

Terminadas  obras residenciales, comerciales o de ampliación, parece que la prioridad es entregar lo hecho y punto, si se acuerdan, retiran materiales y desechos, sin verificar que las alcantarillas estén tapadas.

Dentro del mismo marco están los andenes de sectores de intenso tránsito peatonal. Los hacen con baldosas o ladrillos, que al poco tiempo se desprenden. Han provocado elevado número de accidentes.

Se suman obras inconclusas que una vez cubiertas por pasto en alto nivel, impide ver zanjas y alcantarillas. Es otro riesgo para personas que en barrios periféricos acortan camino por entre pastales, para llegar a sitios de afluencia pública.

En Bogotá es interminable el abandono urbanístico, residencial y comercial, todo está a la vista como trampas mortales. Es otra carga para quienes llegan a administrar la capital.

juanalcas@yahoo.com