Juan Camilo Restrepo | El Nuevo Siglo
Domingo, 25 de Enero de 2015

EN COLOMBIA

¿Por qué no baja el precio de la gasolina?

Cuando se  analizan con cuidado las normas legales que rigen la fijación del precio de los combustibles en Colombia empieza a encontrársele una respuesta  a la pregunta que  con  toda razón se formulan  atónitos los ciudadanos: ¿por qué habiendo caído en las últimas semanas casi un 60% el precio internacional, en los surtidores de gasolina escasamente ha bajado un 3%? Veamos.
En comunicado conjunto de los ministerios de Hacienda y de Minas hace una semana dijeron textualmente: “La reforma tributaria no modifica la fórmula de precios, ni obliga a que suban ni evita un descenso de los mismos”. O sea, la última reforma tributaria -según el Gobierno- no es la causante del gigantesco  diferencial que se presenta entre precio internacional y precio interno. Entonces ¿quién es el causante?
Cuando la Corte Constitucional en sentencia C-621 de 2013 declaró inconstitucional el Fondo de estabilización de los precios de los combustibles, porque dicho fondo fue creado por reglamento y no por ley (cosa que se subsanó en la última reforma tributaria), dijo lo siguiente :
“Una de las fuentes de financiación del Fondo de estabilización de precios de los combustibles será la diferencia entre el precio de paridad internacional y el precio de referencia, cuando éste último sea mayor que aquel. Un elemento indispensable del análisis de constitucionalidad es que el precio de referencia es fijado por el Ministerio de Minas y Energía, sin que existan parámetros de rango legal que determinen los criterios que debe seguir el Ministerio al realizar dicha tarea”.
La última reforma tributaria (Ley 1739 del 2014) creó el tributo parafiscal que habrá de nutrir el Fondo de Estabilización, y dijo al respecto: “el diferencial se causará cuando el precio de paridad internacional ... sea inferior al precio de referencia”. Y agrega: “este precio se fijará por el Ministerio, de acuerdo con metodología que defina el reglamento”.
Todo lo anterior, dicho en buen romance, significa que si el precio de referencia que fija el Ministerio de Minas y Energía está por encima del llamado precio de paridad (que no es otro que el internacional), tal diferencia irá a engrosar las arcas del Fondo de Estabilización y no a aliviar el bolsillo del consumidor. Que es exactamente lo que ha venido sucedido en estos últimos días: el precio de paridad se vino al suelo y el de referencia se quedó por las nubes.
Corresponde entonces al Ministerio de Minas explicarle al país, cosa que no ha hecho aún, qué criterios lo han guiado para dejar el precio de referencia por las nubes cuando el precio del crudo se ha descolgado casi un 60%.
Al reglamentar la última reforma tributaria, cosa que no se ha hecho tampoco, debería definirse la metodología y criterios  que utilizará el Ministerio  de Minas al establecer el precio de referencia hacia adelante. Este no puede seguir fijando arbitrariamente el precio interno de los combustibles como ya lo advirtió la Corte.
Ojalá esto se haga pronto. Mientras no se le diga al país por qué se ha dejado ampliar la brecha entre precio de referencia y precio de paridad de la gasolina en magnitud tan exorbitante, el estupor de los colombianos seguirá -y con toda razón- vigente. Ojalá que la razón no sea la de que el Gobierno ha  resuelto pasar habilidosamente de agache en dar esta explicación, o sea, que no ha querido ponerle la cara  al gran debate del precio de los combustibles en Colombia para recoger silenciosamente mientras tanto los  $ 4,2 billones a que asciende el déficit del Fondo, sin que los consumidores ni la economía en general se beneficien de la caída de los precios internacionales. Como está sucediendo en todo el mundo cuando que se ciernen nubarrones sobre el crecimiento económico del 2015.
Pero aún si tal es la razón, tampoco se justifica la ambigüedad: debería al menos decírsele con claridad al país cual es el propósito que busca  el Gobierno con todas estas explicaciones opacas . Para que todo el mundo sepa a qué atenerse.