Juan Diego Becerra | El Nuevo Siglo
Martes, 30 de Diciembre de 2014

VAGONES

No es lo mismo

No  es lo mismo ser comunista que ser de izquierda, ni decir que la derecha es simplemente el rezago del fascismo del siglo pasado. No es lo mismo decir que un administrador es político a decir que un político es administrador. No es lo mismo decir que una administración es un desastre a decir que una ciudad es un desastre.

En fin, no es lo mismo quedarnos con el discurso sencillo de las generalizaciones, del desespero, de la tristeza, que encontrar a los verdaderos responsables y hallar al menos las causas de los problemas actuales. El problema de nuestro país es que nos quedamos con las generalizaciones, con el camino fácil de la culpa.

La situación actual de la ciudad de Bogotá, capital de la República, por ejemplo, recae tanto en los 900 mil ciudadanos que votaron como en todos aquellos que prefirieron no votar. Recae en el político que creyó que podía ser administrador y el equipo que le convenció de poder hacerlo bien. Pero no es culpa de la ciudad. Incluso, a pesar de Petro y de Samuel y de Garzón la ciudad se mantiene, a ritmos menores, pero se mantiene. Bogotá no es una mierda como quieren venderla algunos, Bogotá ha sido superior a sus gobernantes.

Lo mismo pasa con esas generalizaciones idiotas con las simpatías políticas. Esa idea absurda del castro-chavismo que han intentado vendernos no es más que un fantasma ininteligible del miedo a las ideas diferentes. Además, creo que los resultados económicos de nuestros vecinos definen claramente la posibilidad de contar con un gobierno de tal talante en nuestro país, como para que quieran vendernos el pánico como única forma de vida. En lugar de tantas pendejadas deberían pensar en apoyar a los venezolanos a los de a pie, en lugar de criticar a su gobierno por más inútil que sea.

El problema como siempre es esa lógica amigo enemigo que nos tiene en la situación en la que estamos ahora. Generalizamos e inventamos para mantenernos. Petro, al igual que Uribe, y al igual que Maduro, y al igual que Castro, creen que todos son sus enemigos.

Los personalismos tienden a buscar enemigos para justificarse y tratar de renovarse y mantenerse vigentes a pesar de los problemas internos o la estabilidad económica, a pesar de la gente y la violencia. Por eso no es lo mismo decir que el problema de nuestro país son los políticos, cuando son sólo aquellos políticos que se creen superiores al resto de colombianos. Que sean muchos es otra cosa.

@juandbecerra