JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 16 de Febrero de 2014

La Colombia de Pacheco

 

Nunca  conocí a Pacheco. Incluso apenas puedo recordar uno o dos de concursos donde presentaba, más allá de las numerosas notas que esta semana se dieron por cuenta de su fallecimiento. Pero fuera de la importancia que tuvo para el desarrollo de la televisión en nuestro país -que por cierto, nadie podría dudar-, Pacheco fue Pacheco por una razón sencilla: porque se sentía más colombiano que cualquiera de los que nacimos acá. Tenía un amor por esta tierra que a pocos colombianos se les ve, una pasión increíble por sentirse parte de este país que llamamos Colombia.

Y creo que esa pasión va más allá del discurso nacionalista. Va de la mano de una convicción por intentar hacer las cosas bien, por dejar algo, por hacer algo. Hoy los colombianos nos dejamos llevar como veletas, nos convertimos en convidados de piedra en la realidad de un país que aún está en construcción, nos dejamos llenar la cabeza con noticias negativas para terminar diciendo que no hay nada que hacer, que a este país se lo está llevando el diablo. Y muchos siguen diciendo que prefieren no votar, que eso no sirve para nada, que es mejor tratar de pasar de agache para no vivir desilusionados.

Y ese es el país que tenemos. Un país compuesto por colombianos que hubiesen preferido nacer en Finlandia, o en Venezuela, como si los problemas sólo existiesen desde nuestro Orinoco hasta nuestro Pacífico. Con un montón de políticos que no sienten este país y que prefieren las monedas para salir de acá cuando les plazca o con una opinión pública que se entretiene mirando los titulares para no tener que pensar en qué hacer para que la cosa cambie.

Y el problema es peor con los jóvenes a los que nos les estamos dejando más que las migajas de lo que aún conservamos, con esa facilidad que tenemos para enseñarles que deben aprovechar cada papaya que les sirven como si eso fuera mejor para construir un país en beneficio de todos, como si fuesen universos independientes entre ellos.

Quizá Pacheco sólo fue uno, pero hay miles de extranjeros que de verdad ven a este país como una tierra de oportunidades, que la sienten. Quizá si nosotros empezásemos a hacer lo mismo, a mirarnos en el espejo y agradecer que acá aún tenemos mucho por hacer, la cosa podría ser un poco diferente.

@juandbecerra