JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 9 de Marzo de 2014

La Bogotá que tenemos

Ya  es una falta de respeto lo que viene pasando en Bogotá. Ya no es sólo que todo lo que sucede en la ciudad es culpa de las mafias y complots orquestados por los fascistas colombianos, al mejor estilo de nuestro vecino, sino que también la ciudad se convirtió en el punto de partida de una nueva constituyente, quién sabe de dónde y quién sabe para qué, porque el Gobierno nacional nos tiene que tener en cuenta, supongo que porque sí. Y mientras tanto la ciudad está en el caos absoluto y los bogotanos en medio del desespero, pero tenemos un líder, al menos para salir a cacarear a decir que es importante.

Y Bogotá por ahora no tiene futuro. Y la ceguera de los que permanecen en la administración terminó también paralizando lo poco que medianamente venía funcionando, logrando echar al traste los logros alcanzados por la administración. Y ahora Gustavo Petro tampoco tiene nada que mostrar, y los problemas que se acumularon con Lucho Garzón y con Samuel Moreno le explotaron en las manos, y su incapacidad administrativa permitió que los equipos fuesen definidos por la ideología y no por las capacidades, y acabó con Bogotá. Y al final, nos jodimos.

Por eso, a pesar de la desproporcionalidad de la sanción emitida por el Procurador General, lo mejor que puede pasarle a la capital de la República es que en este momento saquen a Petro de la alcaldía. Porque ya no se justifica seguir esperando que la ciudad entre en una crisis peor, cuando ya es claro que Petro se ha dedicado es a defenderse en pos de seguir martirizándose para convertirse en el representante de los oprimidos, dejando de lado a los bogotanos y a Bogotá y a sus progresistas y hasta a su perrita Bacatá.

Creo que ya es hora de dejar la mojigatería y afrontar que la votación por la revocatoria es una salida que podríamos evitarnos. No es necesario enfrentarnos a tener que soportar a Petro por la animadversión que genera Alejandro Ordóñez, cuando es claro que el futuro de la metrópoli está en peligro por cuenta de las aspiraciones personales de nuestro actual alcalde.

Pero mientras tanto tenemos las votaciones parlamentarias, con cientos de candidatos que prometen mucho y será poco lo que harán, como suele pasar en nuestro país. Ojalá que mientras se posesionan los nuevos congresistas algo haya pasado en Bogotá, cualquier cosa que sea.

@juandbecerra