La decisión de Reino Unido de prohibir la exportación de algunas armas a Israel muestra cómo varios países occidentales están buscando la manera de presionar a Benjamin Netanyahu para que firme un cese al fuego con Hamás, aunque no representa una medida tan dura como el embargo que vienen pidiendo países árabes, México o Colombia.
El lunes, el momento en que Israel despedía a los seis rehenes asesinados por Hamás, el gobierno del socialista inglés Keir Starmer anunció la prohibición de 30 de las 350 licencias de exportación de armas a Israel dado que representan, según el comunicación de la oficina de Asuntos Exteriores, un “claro riesgo” de que se usen para la violación de de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario.
La medida, que representa un giro en la posición que Londres había tenido como segundo mayor aliado de Israel después de Estados Unidos, es simbólica y no tiene mucho impacto real en la provisión de armamento para Israel.
De acuerdo a un estudio del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz, Israel recibe principalmente armas de Estados Unidos, con un 69%, y de Alemania, con un 30%. Reino Unido sólo aporta el 1% del total y la medida tomada por el gobierno de Starmer exceptúa a la submarinos, equipos de entrenamiento y los aviones de combate F-35, el grueso de las exportaciones del país a territorio israelí.
Simbolismo
Dado que el impacto en la provisión de armas es mínimo, todo apunta a que Londres ha buscado la manera de enviar una mensaje político sin que este afecte la capacidad de defensa de Israel, un aliado que en el pasado ha sido objeto de medidas mucho más extremas, incluso embargo de armas por parte de Londres.
En 1982, como recuera The Times de Londres, Margaret Thatcher prohibió las exportaciones de armas y petróleo luego de que Israel decidiera invadir el Líbano. El embargo fue levantado 12 años después, cuando Tony Blair se convirtió en presidente y negoció el levantamiento de las sanciones impuestas por la política conservadora.
Con este antecedente, la prohibición es una medida que como apunta el Secretario de Estado de Asuntos Exteriores en la sombra -así se llama el cargo-, Andrew Mitchell, “tiene toda la apariencia de algo diseñado para satisfacer a los laboristas y, al mismo tiempo, no ofender a Israel, un aliado en Oriente Próximo. Me temo que fracasará en ambos aspectos”.
Bajo esa lectura, Starmer y su equipo intentan satisfacer a gran parte de su electorado que le dio una contundente mayoría en las elecciones de hace dos meses a cambio de tomar una posición más dura contra Israel por su política de guerra en Palestina, que para muchos votantes laboristas (socialistas) viola el DIH.
Según un sondeo de “YouGov”, una encuestadora de Reino Unido, el 58% de los británicos respalda un embargo de armas a Israel y un 74% está a favor de un cese al fuego con Hamás, unos números que reflejan que la mayoría de los británicos -y muy probablemente la mayoría de los europeos- están a favor de medidas más duras contra e Netanyahu y su gobierno.
Starmer, sin embargo, también ha sido consciente de los riesgos que podría acarrear prohibir la exportación de los 350 tipos de armas que Reino Unido provee a Israel, una medida que podría traerle problemas a nivel local dado que en su mismo partido existen sectores moderados pro-Israel, así como la oposición conservadora respalda al gobierno de Netanyahu en su política de guerra.
La decisión de Reino Unido, en todo caso, resulta un giro importante si se tiene en cuenta que el principal respaldo que Londres ha dado a Israel es su apoyo político y diplomático, más allá de su cooperación militar y logística.
“Cuando un país considerado uno de los principales aliados de Israel viene y dice: 'ya no podemos venderos armas', se produce un cambio en la reputación internacional de Israel”, afirmó Neve Gordon, profesor de Derecho de los Derechos Humanos en la Universidad Queen Mary de Londres, en The Wall Street Journal. “Este cambio político puede tener un efecto dominó”.
Aunque sus medidas resultan más que todo simbólicas, países como Italia, España, Holanda, Dinamarca y Canadá también han decidido prohibir la venta de armas, con algunas diferencias en sus medidas.
Mientras que España ha prohibido la venta de armas y que los barcos procedentes de Israel atraquen en sus puertos, Italia ha dicho que respetara los acuerdos firmados de venta de armas previos a la guerra.
Washington
Sea cual sea la decisión de Reino Unido y los demás, los países que realmente tienen peso en el suministro de armas a Israel son Estados Unidos y Alemania, que de momento no piensan tomar ese tipo de medidas. al igual que Dinamarca y Suecia.
En los diez meses que lleva la guerra en Palestina, el presidente norteamericano Joe Biden ha tenido una posición disímil frente al suministro de armas a Israel. Cuando Netanyahu anunció que entraba en la región de Rafah, en Palestina, Biden dijo que con ese paso “cruzaba una línea roja” y retuvo la entrega de bombas de 500 libras, así como congeló -y todavía sigue igual- el envío de bombas de 2,000 libras, según The New York Times.
La posición de la Casa Blanca se debe principalmente a que Benjamin Netanyahu ha sido capaz de posicionar la idea en Washington de que el rápido suministro de armamento conlleva a evitar un escalamiento en Medio Oriente con la finalización militar de Hamás.
“Una ayuda militar estadounidense rápida puede acelerar drásticamente el fin de la guerra en Gaza y ayudar a prevenir una guerra más amplia en Oriente Medio”, dijo el primer ministro de Israel en una visita al Congreso en julio, un Congreso que además es de mayoría republicana, históricamente aliada de Israel.
Lejos de este escenario, Alemania mantiene la provisión de armas a Israel por razones derivadas de una política de Estado que considera que el estado alemán tiene una responsabilidad histórica con Israel por el genocidio contra el pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial, conocido también como “El Holocausto”.
Israel mantiene la provisión de armas intacta por sus dos aliados, Estados Unidos y Alemania. Sin embargo, en el plano simbólico y diplomático, empieza a perder apoyos de países históricamente cercanos como Reino Unido que, con decisiones como la que acaba de tomar, buscan presionar a Netanyahu para que firme un cese al fuego que por ahora parece lejano.
* Analista y consultor. MPhil en Universidad de Oxford.