JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 26 de Febrero de 2012

La planeación en Bogotá

 

Si hay una cosa maravillosa en Bogotá es que por alguna razón nuestros más recientes alcaldes parecen ser eruditos en planeación urbana, expertos en transporte público y doctos en infraestructura.

Lo que es realmente extraño es que podría decirse que todos vienen de escuelas diferentes, cualesquiera que sean, porque al final todos dicen que lo realizado y planeado por la administración anterior está equivocado, todos muestran estudios que confirman sus hipótesis y siempre quieren hacer algo completamente diferente, como si fuese la única manera de pasar a la historia.

Lucho Garzón rompió con la construcción de Transmilenio por la séptima, Samuel Moreno propuso un metro en una ruta que nunca se ajustó a los diseños propuestos por los expertos y ahora Gustavo Petro quiere hacer otra ruta, no sabe por dónde, cambiar la lógica de la ALO y poner a funcionar una troncal sin tener siquiera la idea de lo que habrá de funcionar en la estación central, que debería ser la subterránea del Museo Nacional.

Y de paso peatonalizar una vía que no funcionó peatonalizada ni por una tarde y lanzar un SITP sin tener los buses y el sistema de recaudo, y re-densificar el centro sin hacer todos los cambios requeridos para la nueva acometida de los servicios públicos.

Mejor dicho, entre sus tres líneas de metro, las dos de Transmilenio, peatonalización, ALO y Tranvía, tiró a la basura todo lo que se había dicho sobre transporte en la ciudad, con el ojo de buen cubero que su gran conocimiento sobre planeación urbana le concede.

Ahora bien, por lo menos parece poco probable que todos los estudios hechos en esta ciudad terminen diciendo cosas diferentes. Y todas las decisiones son soportadas por esos estudios, como si no hubiese ninguna oficina de planeación en esta ciudad, como si la visión de futuro saliera simplemente de la manga del alcalde de turno y del correspondiente informe que su firma de consultoría le presenta.

Pero al menos nos queda la tranquilidad de saber que nuestros alcaldes son tan maravillosos como para que puedan hacer todo a su antojo y nadie les diga nada. Ahora todos somos partidarios del tranvía por la séptima, de la ALO llena de parques y con tren ligero, de la séptima para caminar y del metro quién sabe por dónde más. De buenas a primeras somos petristas, porque él sí tiene una visión de ciudad lógica, no como todos los otros estudios de los alcaldes anteriores. ¡Que viva la planeación en Bogotá!

juanego18@gmail.com