JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 23 de Septiembre de 2012

La búsqueda del unanimismo

 

Si hay un verdadero problema en nuestro país es la radicalización de los puntos de vista. Tenemos la hermosa costumbre de creer que en todo tenemos la razón, invalidamos cualquier posición que no sea cercana a la nuestra, nos matamos por defender un discurso. Por lo general preferimos no entablar conversaciones con posiciones políticas diferentes, negamos la posibilidad de compartir experiencias con una religión que no sea la nuestra, nos encerramos en los purismos, en la ortodoxia cerrada, en la negación de un mundo distinto. Y nos hemos acostumbrado a ello, llevamos décadas pensando lo mismo.

Allí reside el problema con el Procurador, con Petro y su alcaldía, con José Obdulio Gaviria y con Uribe, con la guerrilla, con el Partido Conservador, con el Polo y su pelea con todos sus sectores internos, con la Marcha Patriótica.

De repente siempre tienen la razón, de repente nadie puede pensar diferente, de repente los que no pensamos como ellos terminamos siendo como orates, como ciudadanos de tercera que vivimos con los ojos vendados.

Y lo más grave es que sus seguidores o simpatizantes terminan siendo más radicales aún, como si fuesen enviados de Dios, como si el mundo estuviese en contra de ellos por demostrar una diferencia de criterio, como si sus sentidos terminasen completamente gobernados por una única forma de ver el mundo, como si sus criterios fueran eliminados en pos de una única verdad.

Digo que este es el verdadero problema porque son esos extremismos los que terminan tirando a la borda un verdadero ejercicio democrático. Terminan impidiendo que la paz exista. Es quizá por ellos que nuestro país siempre ha estado abierto a que lleguen otros a implantarnos ideas prestadas, a que nuestro futuro termine en manos de otros mientras nosotros seguimos quejándonos.

Por allí encontramos por qué la mitad de nuestras discusiones políticas terminan ofreciendo todo menos soluciones palpables para los colombianos. Por eso nuestro futuro es de discursos vanos, victorias pírricas y juicios morales a cualquiera que piense diferente. Tanto que criticamos a los gobiernos vecinos por sus radicalismos en el momento de enfrentar la opinión, para saber que al final somos iguales, somos nosotros los únicos que tenemos la razón.

Mientras no dejemos esa visión que exige consenso y entendemos que es en la diferencia donde está nuestra mayor riqueza, seguiremos igual, esperando un futuro para construir que nunca construimos porque nadie nos entiende.

@juandbecerra