JUAN DIEGO BECERRA | El Nuevo Siglo
Domingo, 18 de Marzo de 2012

El señor Alcalde

 

Por alguna extraña razón aún Bogotá parece mantenerse en medio de la Bogotá Positiva del período anterior. No sólo por los logos que se mantienen en contratistas a lo largo y ancho de la ciudad, por el caos que continúa en las calles o por la falta de un líder en el Palacio Liévano. Seguimos en la Bogotá Positiva porque no hay una visión de ciudad clara para los futuros cuatro años de los bogotanos, porque el Alcalde llegó con una idea que quizá no ha podido transmitir a los ciudadanos.

A lo largo de la semana las críticas al Alcalde por su talante poco conciliador y su habilidad para gobernar a través de las redes sociales han sido el pan de cada día en los medios escritos, como si el verdadero problema fuese su forma de ser y no la impotencia que parece sentirse en cada uno de los ciento cuarenta caracteres de su red preferida. Hoy parece que el Alcalde está asustado, refundido, reducido.

Quizá el tiempo aún es insuficiente para entenderse como un ejecutor y dejar atrás su papel de congresista. Quizá aún el discurso no ha logrado articularlo con la realidad que sentado en el despacho o en la sala de crisis de verdad ha tenido que soportar. Más allá de las razones el problema es que Bogotá parece acéfala, y en medio de la crisis dejada por la Administración anterior, el tiempo no es la variable más abundante para una ciudad que se mantiene como una olla a presión, tal y como lo demostraron los desmanes de la semana anterior.

Más allá de los discursos ideológicos o de las simpatías por la persona que hoy ostenta el cargo de burgomaestre, Bogotá necesita que el hombre valiente que en el Congreso recordó que había otras opciones de hacer política, se apropie de su cargo actual, lo asuma y lo demuestre a los bogotanos. De nada sirve esconderse detrás de una red social, de nada sirve aparentar estar al frente de una ciudad a punta de ciento cuarenta caracteres.

Quizá este es el punto de inflexión para lograr que Bogotá recupere su rumbo o, al menos, asuma un rumbo diferente pero razonable y planeado. No podemos seguir en una Bogotá Positiva que no dejó más que desastres y un puente en la calle 100, como si eso fuese suficiente para cuatro años de gobierno. El momento es ahora y para bien o para mal está en manos del señor Alcalde.

juanego18@gmail.com