Juan Felipe Reyes | El Nuevo Siglo
Miércoles, 14 de Enero de 2015

ESTRIBOR

Qué ejemplo…

Mi   profesor y amigo Vladimiro Naranjo Mesa era vehemente y pasional explicando el concepto de Nación. Gastaba varias horas de su clase de derecho constitucional explicando la diferencia entre Nación, nacionalismo, país y Estado. ¡Nación y Estado con mayúscula! Insistía con razón. Error, por cierto, cometido frecuentemente incluso por abogados.

Y explicaba que la Nación moderna resultaba de una serie de factores de orden histórico, sociológico, cultural, político, económico y de ahí surgía el sentimiento nacional. La idea de formar parte de una Nación. En forma magistral explicaba: “El sentimiento nacional, es decir, la idea de formar parte de una Nación, no es algo que surja espontáneamente ni que pueda imponerse de manera artificial: es el resultado de la toma de conciencia de todo un conglomerado de las cosas materiales e inmateriales que le han sido, le son y le serán comunes; es el sentimiento de haber vivido por generaciones sobre un mismo suelo, de haber compartido una misma historia, de tener, por consiguiente, tradiciones y glorias comunes…el sentimiento nacional consiste en considerar la Nación como el símbolo unitario de intereses, aspiraciones y glorias comunes…”.

La masacre cometida en el semanario Charlie Hebdo y el supermercado judío dejó claro por qué Francia es la cuna de las libertades, de los derechos del hombre, del constitucionalismo moderno, de la clara división de los poderes del Estado legislativo, ejecutivo y judicial, del enaltecimiento, supremacía y en consecuencia el respeto por las instituciones. Porque es la Nación por definición. El orgullo patrio que lleva a no descansar, ser dignos y respetuosos con la Nación y con el mismo Estado antes, durante y después de ponerle fin a la pesadilla. Dejar ver el dolor pero no la debilidad. Eso jamás.

Podría decirse que Colombia es la antonimia. No sentimos dolor. Dejamos ver la debilidad. No respetamos al Estado. El sentimiento de Nación surge únicamente en los partidos de la selección Colombia. No hay separación de poderes. No hay supremacía ni respeto por las instituciones. En Colombia no han masacrado a 12. Han masacrado a miles y no pasa nada. Somos capaces de lamentarlo con una visible sonrisa. Si Hebdo hubiera pasado en Colombia estarían investigando a las fuerzas del orden. Cuestionándolas por violación de los derechos humanos (de los matones). Declarando la ilegalidad de la acción institucional. Judicializando y condenando al agente oficial que dirigió la operación. Y, todos opinando, politizando y dividiendo.

@ReyesJuanfelipe