JUAN FELIPE REYES | El Nuevo Siglo
Miércoles, 4 de Diciembre de 2013

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No se trata solamente de las anunciadas sanciones a que haya lugar en contra de Avianca (si las hay) por parte de los entidades respectivas. Eso es lo de menos y no soluciona mucho. El caos que se  presentó la semana pasada en el Puente Aéreo con algunas operaciones aéreas programadas obedece a muchos factores. No puede quedarse en un tema mediático y ya. Y, puede empeorar, si no se tiene plena conciencia de lo que se trata en el fondo.

El transporte público es un servicio esencial que el Estado debe garantizar que se preste de forma segura y continua. Ese carácter implica la prelación del interés general sobre el particular, especialmente, en cuanto a la garantía de la prestación del servicio y a la protección de los usuarios.

La actividad transportadora (que es la que efectúan las aerolíneas) la define  la ley como “…un conjunto organizado de operaciones tendientes a ejecutar el traslado de personas o cosas, separada o conjuntamente, de un lugar a otro…”. Ese conjunto organizado, a que se refiere el estatuto nacional del transporte, hace referencia a un sistema. Ese sistema tiene por naturaleza varios elementos los cuales deben funcionar a una misma velocidad y hacia un mismo sentido. Como dice el cliché: como un reloj suizo. ¡Y mejor! Hacen parte del sistema la infraestructura (tanto aeronáutica como aeroportuaria) y otros elementos técnicos y humanos importantísimos. Es decir, las aerolíneas no son el único integrante del mismo. Por lo tanto no pueden asumir toda la responsabilidad por el caos aéreo.

El hecho de que el 60% de la operación nacional la efectúa Avianca no la hace responsable. Ese es un tema relacionado con las fuerzas del mercado. Cualquiera otra aerolínea podría tener ese mismo porcentaje de operaciones. Tampoco es responsable de las condiciones meteorológicas adversas.

Ahora, la infraestructura necesaria para prestar el servicio público de transporte aéreo no corre por cuenta de las aerolíneas. Es obligación del Estado proporcionarla. Quien, además, debe ajustarse a los tiempos y realidades de un sector que cada día crece más.  

Por lo tanto es hora de anticiparse para evitar que las realidades nos atropellen. Ese es el deber ser. Todos los elementos del sistema están haciendo enormes esfuerzos. Tal vez es cuestión de ajuste y anticipación. No es tarde, pero sí prende unas alarmas inmensas a las cuales se debe poner total atención ya mismo.

@ReyesJuanfelipe