Justificaciones engañosas | El Nuevo Siglo
Viernes, 23 de Septiembre de 2016

Las concesiones a las Farc son justificadas por el Gobierno como un bajo precio para lograr la paz, con un acuerdo que, dice, incluye un sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición. Por búsqueda de la verdad se pretende trasladar la responsabilidad de los crímenes de la Farc al Gobierno y a la sociedad civil y para ello crean una Comisión de la Verdad y un exabrupto de sistema judicial, al que volveremos próximamente.

La paz es utilizada como sofisma para inducir a ingenuos a votar por el Sí, como si los partidarios del No quisieran la guerra. Si gana el No volveremos a la guerra, dice el Presidente, pero Carlos Lozada manifiesta que “Si llegare a producirse la victoria del No, no consideramos que eso tenga que dar al traste con el proceso.” Las Farc trataron, durante cincuenta años, de imponer en Colombia, por las armas, un régimen comunista, basados inicialmente en el sistema soviético y cuando este se desmoronó, en 1990, trasladaron su adherencia al comunismo cubano. Ese deseo subsiste, como lo han manifestado recientemente los cabecillas farianos, aunque, adaptándose a la realidad, por medios no bélicos.

Duramente golpeadas por las fuerzas del orden, sus huestes reducidas de 22.000 guerrilleros armados a 6.300 (dato, el último, del Gral. Javier Flórez), aprovecharon la salida que les ofreció Juan Manuel Santos y la desesperada ansia de este por pasar a la historia como el Presidente que logró un acuerdo final con esta guerrilla, para obtener en unas negociaciones mucho de a lo que aspiraban, antes que quedar reducidas a otra banda más de narcotraficantes. En Cuba obtuvieron, principalmente, impunidad para sus crímenes; 26 curules en el Congreso, 10 con nombre propio y 16 disfrazadas; financiamiento para sus tropas; control de áreas geográficas; no fumigación aérea de cultivos de coca para asegurarse fuentes de ingresos; no reparar los perjuicios causados, no extradición a los Estados Unidos; un tribunal extra constitucional para juzgar a sus contrarios.

No tengo dudas de que no habrá un solo guerrillero juzgado ante ese tribunal, a los cabecillas simplemente les asignarán un territorio y una “labor social”. Así, dicen, no habrá más muertos, no más secuestros, no más extorsiones, no más soldados campesinos caídos en combate, no más narcotráfico.

Una Colombia en paz brillará como una estrella fulgurante en el escenario internacional” “La guerra ha terminado” (Santos). ¡Qué utopía! Ya los territorios de las Farc están siendo ocupados por un ELN fortalecido (¿cómo se vigorizaron?), por el EPL y por otras bandas criminales. ¿Qué pasará con los frentes Primero y 27 de las Farc? El narcotráfico, la minería ilegal, la extorsión y el secuestro son demasiado lucrativos. La impunidad estimula la criminalidad, no la paz.