Tuve el honor de acompañar al presidente Uribe durante la Conferencia sobre Cambio Climático en Copenhague (COP15, diciembre 2009) y vi su dedicación al sentarse con otros jefes de Estado y de gobierno y cancilleres -cuyo número disminuía cada día- hasta altas horas de la madrugada para sacar adelante acuerdos necesarios y urgentes sobre el cambio climático.
Acaba de iniciar en Glasgow la COP 26, una más de las reuniones en desarrollo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se firmó en la Cumbre de la Tierra, organizada por la ONU en Río de Janeiro en 1992.
Esta reunión tiene como propósito objetivo finalizar el "reglamento de París", las normas necesarias para aplicar el Acuerdo firmado en esa ciudad durante la COP 21 en 2015, cuando las partes acordaron limitar el calentamiento global a 1,5° C por encima de los niveles de la era preindustrial.
El control de estos compromisos de verifica a través las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC), que muestran las reducciones previstas por los Estados de las emisiones de gases de efecto invernadero en virtud de la Convención Marco. Del último Informe de Síntesis de las NDC de la ONU de septiembre de 2021, se concluye que para el 2030 habrá un aumento del 16% en la emisión de gases de efecto invernadero para el 2030. ¡Un desastre!
El secretario general de la ONU, se refirió en la Asamblea a la Conferencia de Glasgow y ha dicho que "si no se actúa con determinación, nos estamos jugando nuestra última oportunidad, literalmente, de cambiar el rumbo de las cosas…Ya ha pasado el tiempo de las sutilezas diplomáticas... Si los gobiernos, especialmente los del G20, no defienden y lideran este esfuerzo, nos dirigimos hacia un terrible sufrimiento humano”.
No va a ser fácil. Ni Xi Jinping ni Putin estarán presentes. Aunque la Unión Europea va al frente, otros países como los grandes productores de petróleo, son reticentes. También conspiran las fricciones entre Estados Unidos y China, sin cuya cooperación no hay manera de atajar los desastres que se avecinan. Claro que Biden no es Trump, quien retiró la ratificación de los Estados Unidos al Acuerdo de París, y Jinping dijo en la ONU que China reduciría las plantas de energía movidas por carbón en sus inversiones en el extranjero, aunque no mencionó las de su propio país.
Se supone que el G20 trató el tema en su reunión previa a Glasgow y recordemos que en septiembre se llevó a cabo el Diálogo de alto Nivel sobre Acción Climática en las Américas entre Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá, Barbados y República Dominicana con Estados Unidos, en el que, según el informe del Departamento de Estado , hubo “paneles de discusión sobre temas como la mejora de la ambición climática en el camino hacia Glasgow, la aceleración de la acción climática a través de la cooperación regional, y el fortalecimiento de la adaptación y la resiliencia a los impactos del cambio climático”.
Mientras se alcanza la meta de la reducción del alza de la temperatura global y los planes de los Estados para reducir las emisiones, seguiremos aguantando lo que Trump no quiso ver: huracanes y ciclones devastadores, incendios de decenas de miles de hectáreas de bosques, inundaciones y deshielo de los glaciares y los polos.
El presidente Duque está en Glasgow con la alcaldesa de Bogotá, que es vicepresidente regional del Grupo de Liderazgo Climático C40, una asociación de ciudades empeñadas en la lucha contra el cambio climático. Seguramente harán un gran papel.