En los últimos dieciséis meses, el peso colombiano se ha apreciado en un 30% frente al dólar, regresando a niveles que no percibíamos desde los últimos meses del mandato de Iván Duque Márquez. Los defensores del gobierno le atribuyen esta mejora al manejo económico del actual presidente, enfatizando señales positivas como el innegable crecimiento del turismo. Por otro lado, la oposición tiende a enfatizar la confianza inversionista que ha generado el colapso de la coalición oficialista en el congreso, así como el crecimiento del narcotráfico bajo un régimen de impunidad con los cultivos ilícitos. ¿Quién tiene la razón y cómo podemos verificarlo?
Entre enero de 2009 y marzo de 2018, cuando el valor del peso era mucho más estable que ahora, tendía a fluctuar principalmente en la medida en que cambiaban los precios del petróleo, nuestra principal exportación en todo lo que va del siglo veintiuno. Un incremento en los precios del petróleo significa un incremento en la cantidad de dólares que entran a Colombia, incrementando así el valor del peso.
Esta lógica nos permite crear una fórmula matemática para predecir el valor mensual del peso, basada en los precios del petróleo y los valores del peso que regían durante los meses anteriores. Luego de diseñar una fórmula de estas características, descubrí que esta arroja una aproximación muy cercana al valor real del peso desde enero de 2009 hasta marzo de 2018, cuando el peso real oscilaba entre un 15% más y un 15% menos de lo que predecía el modelo. Esta correspondencia no implica que el valor del peso fuera totalmente estable, pero sí significa que casi todas sus fluctuaciones se podían atribuir a cambios en los mercados internacionales, por fuera del control de nuestro gobierno y sistema monetario.
La danza del dólar comenzó en marzo de 2018, cuando los colombianos empezamos a jugar con fuego. A pesar de la victoria del presidente Duque en las elecciones de ese año, la acumulación del 41% de los votos de segunda vuelta en manos del petrismo dejó en evidencia, por primera vez, que la izquierda populista con vínculos al terrorismo tenía posibilidades de asegurar el poder en Colombia.
Ante este choque de credibilidad, el valor del peso frente al modelo se redujo del 92% en marzo al 83% en junio de 2018 y se mantuvo alrededor del 80% hasta marzo del 2021, salvo durante los peores meses de la pandemia. El paro nacional del 2021, el fortalecimiento de Gustavo Petro en los sondeos electorales y la eventual victoria electoral del mismo generaron un deterioro gradual del peso, que pasó del 77% del modelo en marzo de 2021 a 60% en junio de 2022. En los primeros meses del gobierno revolucionario, cuando gozaba del apoyo del congreso para aprobar leyes críticas como la reforma tributaria y la paz total, el peso se deterioró más aún, alcanzando un mínimo histórico del 55% frente al modelo en octubre de 2022.
Desde entonces, el peso se ha fortalecido, regresando al 76% del modelo para mediados del 2023, cuando el presidente perdió el apoyo del congreso para aprobar sus reformas. Desde entonces, su valor ha permanecido estable frente al modelo, de manera que hoy el peso colombiano vale 25% menos de lo que podría si gozáramos de las mismas garantías institucionales que teníamos hace diez años.
La danza del dólar es producto de la política revolucionaria, a la que debemos someter a la irrelevancia para recuperar el crecimiento sostenible.