Cuando Duque se posesionó, Ernesto Macías, presidente del Senado, hizo un examen detallado del gobierno Santos y mostró todas sus carencias que culminaron con el asalto a los resultados del plebiscito y la creación, con la complicidad de la Corte
Constitucional y del fast-track, del nuevo acuerdo de paz. Por esas mismas calendas el candidato derrotado, Petro, anunció que haría oposición desde las calles. Y a fe que lo cumplió. Las mingas, el paro nacional y la batalla contra el gobierno en las redes sociales a base de noticias falsas cumplieron su tarea. Los medios no estuvieron ausentes de ese plan y, aún hoy, hablan mal del gobierno (vgr. Lucy Nieto de Samper en su columna en El Tiempo del 29 de julio).
Al principio las encuestas daban más de un 70% de mala opinión sobre Duque. No obstante, la última encuesta de Guarumo muestra que un 44% de los colombianos lo califican bien. Si no fuera por las redes y sus mentiras, debería ser mucho mejor.
No pretendo hacer un examen como el de Macías, pero sí creo que es injusto que no se le reconozcan a Duque sus obras, realizadas a pesar de la pandemia, la inmigración venezolana y los paros, que le costaron al país un dineral, golpearon la economía, generaron desempleo y bajaron el PIB a cifras negativas. Hoy esas cifras son de las mejores del mundo: el PIB creció en 2021 un 10,6% y los técnicos lo proyectan más de 6.5% en 2022. El PIB per cápita creció 16.1% en 2021. En el primer semestre de 2022, las ventas externas colombianas aumentaron 41,1 %, frente al mismo periodo prepandemia (2019) impulsadas, principalmente, por los precios del crudo. Ecopetrol produjo en el primer semestre utilidades superiores a las de todo el año pasado. Petro quiere tirarse este negocio, del que vive el país. Todavía tenemos desempleo por encima de dos dígitos y la inflación llegó a 9,67% en junio, pero este es un fenómeno universal. La manera como el gobierno manejó la pandemia fue calificada por Bloomberg como la mejor de América Latina. A Duque le criticaron que las vacunas no llegaban a tiempo cuando estaba compitiendo con las grandes potencias en un “¿quién puede más?”.
Tenemos problemas como la deforestación. Aunque se sembraron 130 millones de árboles, se deforestaron 700 mil hectáreas. La operación Artemisa fracasó. Pero ahora usarán satélites para detectar la deforestación y la minería ilegal. ¡Por fin!
En cuanto a los grupos ilegales la lucha no está ganada. Muchos cabecillas han caído y otros extraditados, aunque el director de noticias de Caracol opine que eso está pasado de moda. Según el Simci de la ONU, los narcocultivos han descendido a 140.000 has. (las cifras de Estados Unidos son mucho más altas, 230.000 has.). En el periodo se incautaron 2.071 toneladas de cocaína. Los jueces no ayudan y la aspersión con glifosato está suspendida. La violencia actual en Colombia y los asesinatos de líderes sociales se deben a los narcos. No hay duda, pero Petro anuncia que suspenderá las pruebas con glifosato que pidió la Corte.
Se establecieron o ampliaron programas sociales (Ingreso Solidario, Familias en Acción, Jóvenes en Acción y Colombia Mayor, entre otros). Once millones de familias han recibido transferencias, cinco millones de empleos se han recuperado, lo que evitó que 1.8 millones de personas cayeran en la pobreza. Se regularizaron 1.3 millones de hectáreas y se entregaron o devolvieron más de 50 mil títulos de propiedad rural.
¿Quiere más, señora Nieto de Samper? Todavía falta la infraestructura, la educación, Bogotá y otros.