Las principales leyes, y también las más controvertidas, de esta legislatura llevan el sello de Podemos, pero son de Sánchez. Los errores técnicos, algunos de enorme gravedad, son producto de la Factoría Podemos, pero tienen la firma de Pedro Sánchez.
Las reformas que van a permitir a menores de edad cambiar de sexo o abortar sin conocimiento o consentimiento paterno y sin apoyo o información de padres, médicos o psicólogos responden a la ideología de Podemos, pero tienen el aval y la satisfacción del presidente del Gobierno, que está "orgulloso de la coalición y revindica las nuevas leyes feministas". La reforma de la sedición y los indultos a los sediciosos -que hoy quedarían impunes tras la reforma del Código Penal-, el acercamiento de los terroristas de Eta a las cárceles vascas son responsabilidad de esta coalición, que ninguno quiere romper porque sería el final de su poder, junto con los partidos que los apoyan. Todos ellos, pero sobre todo el presidente del Gobierno, son responsables de unas políticas que tendrán unas consecuencias perversas en la sociedad española como las están teniendo en la lucha contra los delitos de violencia de género.
La ley del sólo sí es sí ya se sabe lo que ha traído sin que desde las filas de Podemos se acepte corregir los graves errores que han puesto en la calle o reducido la condena de más de 500 violadores. Las víctimas acabarán demandando al Estado, pero nadie les resarcirá del daño causado. La ley trans que va a permitir la autodeterminación de género, creará infinidad de problemas similares a los de la ley del solo sí es sí, en ambos casos con consecuencias irreversibles, en este segundo caso sobre menores de edad. Muchas víctimas también acabarán demandando al Estado. La consagración del derecho al aborto y la libertad para que menores de edad no necesiten autorización paterna es otro disparate.
Como ha escrito alguien, si existe un derecho al aborto por parte de la mujer, "¿por qué limitarlo a unas semanas o unos meses concretos?" No se atreven a tanto. Pero como ha dicho el cardenal Omella, en estos momentos, con la ley de bienestar animal, tiene más protección un huevo de águila que un concebido. Cien mil abortos al año, aplaudidos y fomentados desde la izquierda, y cursillos y sanciones para quienes adquieran un cachorro o lo maltraten. La vida humana vale menos que la vida animal. El Defensor del Pueblo ha instado al Ministerio de Justicia a corregir otros errores en la ley de Protección a la Infancia en relación a los secuestros o los matrimonios forzados. También el Gobierno fue alertado de ese error, pero no lo ha corregido. Otro tanto se puede decir de la nueva Ley Orgánica del Sistema Universitario, que en lugar de solucionar problemas, los crea, o de los cambios en la "ley mordaza".
Pedro Sánchez, que se deja abducir por Podemos y que luego dice que el bueno es él porque "corrige" los errores, es el responsable de todos los desatinos y va a dejar una lamentable herencia social. El problema es que Sánchez está escribiendo el presente y ese presente se llama ley trans, ley del sólo sí es sí, ampliación de la ley del aborto, ley de la eutanasia, ley del bienestar animal, reforma de la Universidad, supresión de la sedición, acercamiento de presos etarras... Y la culpa es de los jueces. Como ha dicho Irene Montero, "el camino no acaba aquí". Todavía les queda mucho por destruir. Y, si pueden, lo seguirán haciendo.