¡Alrededor de 22 intentos para aprobar la ley de cabildeo en Colombia! 22 intentos desde que el artículo 144 de la Carta Política estableció que el ejercicio del cabildeo será reglamentado mediante ley. ¿Y que ha pasado? ¡Nada!
Es increíble que en un país como Colombia, donde hay leyes para todo, no exista una tan importante para regular una actividad profesional de gran importancia como el cabildeo. Hacer lobby es simplemente comunicar un punto de vista a un legislador en un intento de influir en la acción del gobierno. En Estados Unidos es un derecho protegido por la Primera Enmienda de la Constitución. Es una forma de expresar diferentes puntos de vista, opiniones y preocupaciones, lo cual es perfectamente válido en una sociedad democrática. Entonces, ¿por qué no se ha logrado sacar en más de 30 años?
Hay múltiples factores que explican que en Colombia esta ley no haya sido aprobada. Uno de ellos es porque, lastimosamente, es una sociedad donde los temas éticos y de trascendencia no prosperan. Judy Taylor, la primera “lobbysta” profesional en Estados Unidos afirmó que el cabildeo ético es el producto de una "cultura ética en la que se respeta la ley, se respeta al individuo y se respeta a los ciudadanos, muchos de los cuales no tienen voz”. Pero en Colombia, en la mayoría de casos esto no sucede y nos falta mucho como sociedad para lograrlo. Por lo tanto, reglamentar una actividad que tiene que ver con la ética, con la honestidad y la transparencia no tiene la fuerza para salir adelante.
En los últimos años hemos sido testigos de la degradación en la política y de escándalos en donde creemos haber tocado fondo como sociedad, pero lamentablemente aparece uno peor. Sin embargo, a pesar de algunas prácticas corruptas y actuaciones ilícitas en el ejercicio del cabildeo, se mantienen y perduran los profesionales que ejercen esta labor con dignidad y transparencia. Sus trabajos pasan por encima de quienes creen que sobornar y corromper funcionarios es “hacer lobby”. Diariamente profesionales del cabildeo le apuestan a cumplir con la tarea limpia y legítima de propender por intereses válidos dentro de un marco ético y democrático.
Por lo tanto, el objetivo va más allá de sacar la ley. Debemos seguir el trabajo arduo y silencioso de quienes trabajan por la ética para lograr los cambios profundos que necesitamos. Ojalá este nuevo intento por sacar avante la ley de cabildeo sea el último y definitivo.
* Politóloga de la Universidad de los Andes y actual presidenta de la Asociación Latinoamericana de Asuntos Públicos y Gobierno