El impacto electoral de Kennedy Jr. en la campaña Trump | El Nuevo Siglo
EL PASADO 23 de agosto, el candidato independiente, Robert F. Kennedy, abandonó la carrera por la presidencia de Estados Unidos y adhirió al republicano Donald Trump. Los demócratas consideraron que no impactaría al electorado, pero hoy se evidencia lo contrario./Archivo FP
Jueves, 10 de Octubre de 2024
Redacción internacional

AUNQUE hace mes y medio, tanto dirigentes demócratas como analistas políticos minimizaron un posible impacto de la adhesión de Robert F. Kennedy Jr. al candidato republicano Donald Trump, en la recta final de la carrera por la Casa Blanca no sólo está marcando la diferencia, sino que sería el peso decisivo que incline la balanza a favor del expresidente en los estados bisagra (swing states).

Cuando RFK Jr., miembro del poderoso clan demócrata abandonó la contienda presidencial y apoyó a Trump, en una decisión que el tiempo ha evidenciado fue sopesada y no oportunista como lo calificaron algunos representantes de su otrora partido, marcaba en las encuestas un máximo de 5% en la intención de voto. Tal vez por ese guarismo, la campaña de la vicepresidenta y ya proclamada candidata Kamala Harris descartó alguna repercusión electoral. Sin embargo, hoy es su mayor preocupación.

Forzado a declararse independiente luego de que el Partido Demócrata lo rechazara para competir con Joe Biden en las primarias, intentara -en vano- que se presentara en algunos  estados porque afectaba, como lo evidenciaron todas las encuestas, la intención de voto del candidato presidente (obligado en julio pasado a declinar a favor de Harris) e inclusive instaran a no hacerle donaciones, este abogado de 70 años, desistió de su candidatura y, por afinidad ideológica, trabajar de lleno para que Trump vuelva al poder.

En ese giro a la tradición familiar, Kennedy Jr dijo que tres “grandes causas” motivaron sus trascendentales decisiones, a saber, libertad de expresión, la guerra en Ucrania y “una guerra contra nuestros hijos”.

Dejé el Partido Demócrata porque se ha alejado tan dramáticamente de los valores fundamentales con los que crecí y se ha convertido en el partido de la guerra, la censura, la corrupción, las grandes farmacéuticas, las grandes tecnologías, la gran agricultura y las fortunas. Abandonaron la democracia al cancelar las primarias para ocultar el deterioro cognitivo del presidente en funciones”, apuntó el excandidato y exsenador, hijo del asesinado exfiscal general "Bobby" Kennedy y sobrino del expresidente JFK.

Y, en una clara diferencia con las costumbres políticas, al dar su espaldarazo a Trump no pidió a sus seguidores (que los sondeos ubicaban en un mínimo de 3% y un máximo de 5%) que votaran por el republicano, aunque con su dura crítica a los demócratas evidenció el rechazo a esa opción presidencial, encarnada por la vicepresidenta Kamala Harris.

El Partido Demócrata en ese momento obvió que la adhesión de un Kennedy a su opositor conservador pudiera convertirse en un golpe electoral. Pero, varios analistas y encuestas coinciden en el impacto que ha tenido y que puede ser la última palabra en la elección de este 5 de noviembre.

Así, por ejemplo, a escasas tres semanas de la definición por la Casa Blanca se evidencia que gran parte del electorado que atrajo el independiente Kennedy Jr se han decantado por apoyar a Trump, así como que en la mayoría de los estados bisagra los considerados “independientes”, más no abstencionistas, también lo respaldarán.

El candidato republicano gana terreno en el voto latino joven, especialmente en los hombres, mientras que Harris tiene apoyo mayoritario en las mujeres de 35 años y más.

Así lo revelan dos recientes encuestas realizadas por Suffolk University para USA Today, publicadas este miércoles y que evidencian que la carta demócrata pierde apoyo entre latinos y afroamericanos, especialmente en Arizona y Nevada, donde uno de cada cuatro y cinco votantes, respectivamente, es latino.

Por ejemplo, en Arizona, el 51% de los hombres latinos de entre 18 y 34 años dijo que apoya a Trump, mientras que el 39% respalda a Harris, mientras que en el grupo etario de entre 35 y 49 el 57% dijo está con el republicano frente a 37% que votaría por la demócrata.

Situación casi idéntica se registra en Nevada: 53% de los hombres latinos menores de 34 años respaldan a Trump y el 40% a Harris, guarismos que se repiten en los que superan esta edad.

“Estados Unidos primero”, el eslogan de campaña de MAGA (Make Great America Again) desde 2016, convertido en programas políticos durante el gobierno de Trump, identifica a millones de electores que destacan los beneficios de impulsar los productos, innovaciones y tecnología nacional, “Made in USA”, al tiempo que cuestionan la multimillonaria ayuda financiera a Ucrania, en guerra con Rusia desde febrero de 2022.

Con el aborto como bandera electoral, ya que promete que lo establecerá como un derecho, a nivel nacional, Harris conquista el voto femenino, en el grupo de 18 a 50 años.

¿Puntillazo?

Más allá de la imagen que transmite un Kennedy trabajando para llevar a la Casa Blanca a un republicano, considerado inconcebible hasta ahora, el aporte electoral de RFK Jr, independientemente de que sea el 5% que tenía cuando era candidato o el 2% que pronostican encuestadores como Frank Luntz, esos votos pueden ser decisivos para inclinar la balanza a favor de Trump en los estados bisagra o pendulares.

Así lo consideró también el internacionalista Vicente Torrijos en su columna semanal en EL NUEVO SIGLO, donde señala que “la contienda de hoy tiende a parecerse cada vez más a la del 2016 cuando, a pesar de haber obtenido varios millones de votos más que Trump, Hillary Clinton perdió la contienda en el Colegio Electoral y aquel ocupó la Casa Blanca. De ahí, la enorme importancia de ganar las elecciones en ese puñado de estados cuyos delegados al Colegio garantizarían que semejante fenómeno vuelva a producirse. Y es, precisamente, en tales estados, donde la adhesión de Kennedy puede marcar la diferencia porque sus adeptos tienden a ser personas independientes”

A renglón seguido destaca que “la adhesión de R. Kennedy Jr. a la campaña de Donald Trump podría ser la estocada que consolide la victoria republicana”.

Aunque Harris según la encuesta de este martes de Sienna College lidera la intención de voto a nivel nacional con 49% frente a 46% de Trump, pero con un margen de error es de 2.4%, por lo que puede considerarse un empate técnico, todas las mediciones de intención de voto coinciden en triunfo del republicano en seis de los siete estados claves, así como en la amplia ventaja que logrará en Florida, que fluctúa entre 8 y 12 puntos porcentuales.

Según el promedio publicado este jueves por Real Clear Politics, el candidato republicano gana en Michigan (48.6% vs. 47.8% de Harris), Arizona (48.4% vs. 47.5%), Pensilvania (48.4% vs. 48.1%), Carolina del Norte (48.9% vs. 48.3%), Georgia (48.7% vs. 47.9%), mientras que Harris le gana en Wisconsin (48,4% vs. 48%).

Este jueves se conoció la encuesta realizada por Emerson que otorga a Trump 49% de intención de voto en Arizona frente a 47% de su rival; 49% en Carolina del Norte (un punto de ventaja) e igual registro en Pensilvania.

El cambio de candidato presidencial a menos de tres meses de la cita de las urnas no tranquilizó a los demócratas. De la preocupación sobre las capacidades mentales de Biden por su avanzada edad, creyeron encontrar en Harris, la solución para mantenerse en la Casa Blanca. Pero decantada la euforia de su proclamación en la Convención, así como el publicitado mensaje de ‘romper el techo de cristal’, la vice-candidata no logra aventajar a Trump, como tampoco transmitir un mensaje político y económico convincente.  De allí que como lo escribió Amie Parners en The Hill, los demócratas pulsan el ‘botón de pánico’, pese a que hay noticias favorables para el gobierno Biden, como inflación moderada, consumo sólido y generación de empleo.

Como último y desesperado recurso, la estrategia demócrata se ha enfocado en dos flancos: convencer a republicanos que no cuestionan “MAGA” -para contrarrestar el espaldarazo de Kennedy Jr. a Trump, así como de la excongresista Tulsi Gabbard- y multiplicar la agenda mediática de Harris.

La demócrata celebró la semana pasada un mitin con la excongresista republicana Liz Cheney, muy criticada por Trump. Y, el martes, reiteró su intención de nombrar a un republicano en su gabinete si resulta elegida.

En el segundo no le fue nada bien. Detractores y seguidores le cuestionaron la entrevista que concedió a “60 Minutes” de CBS por falta de claridad en su agenda programática, la que hasta ahora se ha limitado a continuar con las políticas de Biden.

Ello, aunado al estancamiento en las encuestas y polémicas declaraciones sobre los hombres (sin importar edad, raza o color) tiene con los nervios de punta a los líderes demócratas que comenzaron a involucrarse directamente en la campaña, para dar un empuje a su elegida.

Así, el expresidente Barack Obama, en la antesala de un mitín anoche en Pittsburgh, cuna del acero estadounidense y consciente de que la elección se vaticina muy reñida, sostuvo que “ha llegado el momento de que todos se arremanguen y hacer todo lo posible para ayudar a ganar a la vicepresidenta, Kamala Harris, a (su compañero de fórmula, Tim) Walz y a los demócratas" que se presentan a las legislativas que se realizarán también este 5 de noviembre.