Después de conocer Líbano, lo definiría como una nación fascinante, que hace parte de los países Cuna de Civilización junto con Egipto, Siria, Irán e Irak. Sin embargo, no se entiende el sino de su destino, marcado por las guerras e invasiones que ha sufrido, que lo han convertido en una víctima de sus vecinos y resto de países árabes, que lo han utilizado contra Israel.
Durante siglos, estuvo bajo el dominio del Imperio Otomano derrotado en 1.918. En 1920 se firmó el Acuerdo Sykes-Picot que dividió entre Francia e Inglaterra las cinco provincias otomanas, quedando el Líbano y Siria bajo la tutela de Francia. Esta le anexó Líbano, Trípoli, Tiro, Sidón y la región del Beca. Líbano vivía en tolerancia con 78% de cristianos y 12% de drusos. Al ampliarse se sumaron los musulmanas chiitas y sunitas, descendiendo al 50%. Convirtiéndose en un país multiétnico, con diversas creencias: drusos, cristianos y musulmanes.
En 1926 se redactó su primera Constitución, cambiándose a un Estado Confesional: regiones de acuerdo con la religión. Su presidencia es cristiana maronita y su primer ministro musulmán. En 1930 aparecieron movimientos independentistas drusos y cristianos, enfrentados a los musulmanes que querían anexar Líbano a la Gran Siria. Esto fracturó a la sociedad y se independizó en 1943.
En 1948, al crearse el Estado de Israel, los estados árabes le declararon la guerra, imponiéndose éste como Estado.
Líbano no participó más en guerras, logrando entre 1950 y 1960 un resurgimiento económico basado en el sector servicios, turismo, comercio, finanzas, transformando financieramente a Beirut en la Suiza del Oriente, no así sus disparidades económicas regionales y religiosas.
En 1973, liderados por Egipto y Siria y los países árabes se inició la Guerra del Yom Kipur contra Israel. Éste venció ocupando la Franja de Gaza y en Egipto la Península del Sinaí, recibiendo Líbano a 100.0000 palestinos.
De 1975 al 90 se dio la Guerra Civil Libanesa, ante el deterioro del Estado (120.000 muertos). Fue un conflicto entre milicias cristianas y drusas contra musulmanas, apoyadas por la OLP, (Movimiento de Liberación Palestina, fundado en 1964), participaron Israel y Siria apoyando a los cristianos maronitas. Después de 15 años de violencia y miles de muertos se alcanzó la paz, dándoles mayor número en el parlamento a los musulmanes. Hoy el 32% son cristianos y el 55% musulmanes.
En 1982, en medio de la guerra civil, se dio la invasión de Israel al Líbano o la “Paz de Galilea”, con la alianza de los cristianos, expulsando a la OLP, que apoyó a los musulmanes en este conflicto. Estos terminan aceptando al Estado de Israel.
Por esta época aparece en escena Hezbolá, árabes chiitas, que se afincan en el sur del Líbano, apoyados por los palestinos y por Irán, intentando mediante el terrorismo acabar con Israel, mientras los cristianos y drusos apoyaban a ese país. En el 91 siguen los enfrentamientos. En 1993, tras la muerte de siete soldados israelíes, Tel Aviv puso en marcha la “Operación Rendición de Cuentas” o Guerra de los Siete Días. En 1996 Israel emprendió la guerra “Operación Uvas de la Ira”, atacando a Beirut y terminando en un nuevo Acuerdo.
Al retirarse Israel del sur Líbano en el 2.000, Hezbolá llena este vacío. En el 2004 el gobierno del Líbano, aduciendo respeto al Statu Quo, se niega a desarmar a Hezbolá.
En el 2006 se reabre el conflicto con la Guerra de Hezbolá por un ataque contra los israelitas, mueren civiles y secuestran 251 rehenes, desestabilizándose el Líbano.
Los ataques de Hamás con apoyo de Hezbolá, en octubre del 2023, hizo que las fuerzas de defensa de Israel iniciaran una ofensiva militar y terrestre selectiva con el fin de acabar con los líderes del Hezbolá, por considerarlos una amenaza inmediata y real para los asentamientos de Israel en la frontera norte.
Hoy continúan la escalada israelí y la respuesta de Hezbolá, el conflicto ha llegado a las puertas de Irán y Yemen. Solo nos queda rezar por un pueblo que no quiere más guerra, pero que sus vecinos la intensifican.