LIONEL MORENO GUERRERO | El Nuevo Siglo
Viernes, 31 de Mayo de 2013

La nueva alianza

 

Quienes quieren acelerar nuestro desarrollo deben saludar la aprobación del Acuerdo Marco de la Alianza del Pacífico. Un ya viejo deseo de Colombia ha sido la integración continental y el libre comercio entre las naciones. Intentos como el del Grupo Andino, hoy Comunidad Andina de Naciones o el de Mercosur, no han ido lejos. El Grupo Andino empezó a hacer agua con sus tendencias proteccionistas que motivaron el temprano retiro de Chile. Hemos visto cómo ha progresado Chile. Paradójicamente las ideas proteccionista contrarias fundamentaron la salida de la Venezuela chavista. Correa y Morales son hoy los palos en la rueda.

Mercosur con Brasil, Argentina y Venezuela entre sus socios, está politizado (ejemplo de Paraguay) y sin mayor futuro. La Alianza del Pacífico es la esperanza para sus miembros de intensificar su comercio y por ello vimos la importancia que le dio el mundo con la presencia de sus más altos representantes y el deseo de poder participar en la Alianza de Costa Rica y Panamá.

Esencial que la cláusula democrática de la Alianza consagrada en su artículo 2° no sea descartada dejando entrar a países como Venezuela, que vulneren los principios democráticos. Dice este artículo: Democracia y Estado de Derecho. Las Partes establecen como requisitos esenciales para la participación en la Alianza del Pacífico los siguientes: a) La vigencia del Estado de Derecho, de la Democracia y de los respectivos órdenes constitucionales; b) La separación de los Poderes del Estado; y c) La protección, la promoción, respeto y garantía de los Derechos Humanos y las libertades fundamentales.

Las críticas a los tratados de libre comercio provienen de quienes consideran que perjudican a sectores que no pueden competir y que, por lo tanto, deben gozar de protección contra las importaciones para evitar que trabajadores queden cesantes. No se dan cuenta de que la subsistencia de estos sectores perjudica a los más pobres que deben pagar más por sus productos (menores precios igual a mayor ingreso) y que se dejan de crear empleos en las industrias más competitivas que no pueden entonces crearse. La autarquía económica, probablemente un buen argumento populista, conduce a países como Corea del Norte. ¿Qué hubiera pasado a Colombia si hubiéramos protegido a ultranza el caucho y la quina? El proteccionismo frena el desarrollo y no se olvide que los avances tecnológicos dejan más desempleados que el libre comercio. Si el proteccionismo fuera bueno para los países, Cuba debería agradecer que los Estados Unidos no quieran comerciar mucho con ella. Un estudio de la firma AT Kearney demuestra que países con mayor globalización tienen una tasa de crecimiento 30 a 50% superior, en los últimos veinte años, a los menos integrados internacionalmente. Thomas Friedman ha propuesto que las naciones contrarias a la globalización se llamen “Coalición para mantener pobres a los pobres.”