LIONEL MORENO GUERRERO | El Nuevo Siglo
Viernes, 7 de Junio de 2013

¿Somos autónomos?  

 

Los aprendices de autócratas no paran de hacer escándalos de todo aquello que les disgusta. Primero fue el estrépito de Cabello y de Maduro, este último probablemente para no dejarle la iniciativa a Cabello, por haberse Santos entrevistado con Capriles. Maduro manifestó que “nuestro Comandante Eterno le dijo a Santos que evitara descarrilar el tren de las buenas relaciones”, que evaluaría “la continuidad del proceso de paz”, dijo “nuestras fuerzas armadas, alerta, porque  es una agresión”, que Capriles había venido a Bogotá a “recibir órdenes del narcoparaco Uribe”, etc., vociferaron que en Colombia se planeaba el asesinato de Maduro y Cabello y llamaron al representante de Venezuela en los diálogos de paz, mientras el Secretariado de las Farc, intensificando el chantaje, se declaraba “muy preocupado” por la tensión entre Caracas y Bogotá.

Santos continuó su política apaciguadora, cuando lo menos que podía esperarse era una declaración oficial, diplomática pero firme, sobre nuestra autonomía internacional y el honor de nuestros expresidentes. De esta política puede decirse que quien calla otorga, tanto que ahora, ante una declaración de Santos, errónea por lo demás, sobre una cooperación con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), volvió el cotarro a encenderse. Ahora no solo Venezuela, sino sus acólitos Bolivia y Nicaragua pusieron el grito en el cielo. "Puñalada al corazón de los pueblos de nuestra América", dijo Ortega. Maduro criticó la “amenaza para la paz y estabilidad de América del Sur”, Morales protestó que se trataba de “una conspiración” contra los pueblos de América Latina”. Ninguno de ellos cayó en la cuenta de que países extraños a Europa no pueden ser nuevos miembros de la OTAN, ni siquiera estar incluidos dentro del programa de la OTAN llamado Asociación para la Paz (Partnership for Peace), dentro del cual se establecen relaciones bilaterales con algunos países, pues a él solo pertenecen Estados europeos, incluyendo, vale la pena resaltar, los neutrales Suecia y Suiza y algunos asiáticos de la antigua Unión Soviética como Tayikistán o Kyrgystán. 

Desde 2006 Colombia ha estado interesada en una colaboración con la OTAN cuando se estudió un acuerdo de cooperación estratégica a instancias de José María Aznar, el que no se concretó. La OTAN, contrapuesta en su momento a los países del Pacto de Varsovia, es hoy, desaparecida la amenaza bolchevique, un tratado de defensa mutua de 27 países europeos y los Estados Unidos y que tiene con Moscú un Consejo OTAN - Rusia para “trabajar unidos para la construcción de un continente, estable, unido y seguro”. ¿Por qué deberían preocuparse nuestros vecinos porque hagamos convenios que los neutrales Suiza o Suecia ya tienen? ¿Por qué Colombia debe pedir permiso a Caracas, La Habana, La Paz o Managua para forjar alianzas? ¿Solicitó Chávez nuestra opinión para aliarse con Irán o lo hizo Castro para sus acuerdos con Moscú, incluyendo instalar misiles nucleares?