Los Márquez de Boyacá | El Nuevo Siglo
Domingo, 5 de Enero de 2025

He sido uno de los 50 afortunados en recibir el ejemplar numerado de la obra de Juan Pablo Cepero Márquez, titulada Familia Márquez en Boyacá, un ensayo genealógico dedicado ineludiblemente a doña Maruja Márquez Arzayúz de Cepero Samper, quien motivó la escritura de este libro familiar, siendo una de las pioneras de los programas de televisión sobre culinaria, “Peroles y Cacerolas”, que realizaba con Elsa Rudas de Pereira.

La portada muestra un óleo sobre tabla de la casa del fundador español de Tunja, el capitán malagueño don Gonzalo Suárez Rendón, realizado por el maestro Rafael Tavera. Este cuadro es un legado de los Cepero, ya que el pintor lo elaboró de memoria durante varias tardes en la casa de don Alberto Cepero Samper y su esposa, mientras tomaba el té y pulía el marco con lija de cajitas de fósforos.

El exmagistrado del Consejo Nacional Electoral Cepero Márquez, con la jovialidad y simpatía de su estilo amistoso y cercano, nos relata que muchas familias tunjanas y bogotanas, varias con fuertes lazos boyacenses, pueden identificarse con los relatos sobre los Márquez. Las características y costumbres coloniales que marcaron a estas familias las hacen tan similares que parecen formar parte de una misma historia. Esa historia se ha recuperado, pese a que muchos de sus protagonistas, envejecidos y cercanos al inexorable límite de la vida, ya no recuerdan detalles, o porque documentos y fotografías han desaparecido con el tiempo, o algunos los acaparan con envidia, o porque han sido destruidos o arrojados al fuego.

Sin duda, la lectura del libro es fascinante, incluso en sus epítetos contra integrantes de una comunidad religiosa. A pesar de que la familia Márquez había comprado a perpetuidad osarios en una iglesia emblemática, sus restos fueron retirados y aparentemente reunidos en un solo cofre. Ante esto, el doctor Cepero Márquez los acusa de ignorancia y falta de respeto por la historia nacional, calificándolos como bárbaros disfrazados de sabios educadores y de farsantes que deberían rendir cuentas ante la justicia.

La obra busca identificar las ramas actuales de los Márquez, descendientes de ilustres y beneméritos hombres y mujeres. Este título de beneméritos lo ostentaban los criollos que, siendo más hidalgos incluso que los de España, habitaron la provincia de Tunja, la cual cubría los actuales departamentos colombianos de Boyacá, Santander, Norte de Santander, Casanare, Arauca, Guainía, Vichada y Vaupés, además de los estados venezolanos de Mérida, Táchira, Barinas, Apure, Guárico, Bolívar, Guayana y Delta Amacuro, junto a las Guayanas inglesa, francesa y holandesa, y las islas de Trinidad y Tobago.

Este libro, que formará parte del fondo bibliográfico que lleva mi nombre en la Academia Colombiana de la Lengua, nos recuerda que Tunja, como otras ciudades de la conquista, se consolidó como un centro de poder basado en principios jurídicos, filosóficos, teológicos y políticos. Su ideal era la "vida en policía", es decir, en orden al poder; "vida en república", sometida a la administración de justicia; y la observancia del bien común, encomendada al poder eclesiástico como custodio del derecho divino. Esta obra no solo rescata una genealogía, sino también una rica tradición cultural e histórica.